Más del 25% de los pacientes con la enfermedad inflamatoria intestinal requiere hospitalización en su primer año

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Más del 25 por ciento de los pacientes con la enfermedad inflamatoria intestinal requiere de una hospitalización en el primer año de diagnóstico, y un 5 por ciento necesita que le practiquen una cirugía, lo que refleja la gravedad de una patología que debe ser abordada desde varias perspectivas, tal y como ha expuesto el médico adjunto del servicio de Medicina Digestiva del Hospital Universitario y Politécnico La Fe (Valencia), el doctor Guillermo Bastida.



Una proporción "elevada" de estos pacientes también debe iniciar tratamientos complejos con esteroides sistémicos, inmunomoduladores o fármacos biológicos, lo que provoca un impacto en el sistema sanitario, que tiene que organizar circuitos de atención especializada para estos pacientes.



"Es importante resaltar que el abordaje de esta patología requiere modelos asistenciales multidisciplinares centrados en el paciente", tales como la colaboración entre especialistas de Atención Primaria, enfermería, nutrición y salud mental, según ha afirmado el especialista de cara al 84 Congreso de la Sociedad Española de Patología Digestiva (SEPD), que se celebrará en Bilbao del 5 al 7 de junio.



Del mimo modo, cree necesario desarrollar estrategias terapéuticas avanzadas que se centren en la medicina personalizada, el uso de biomarcadores, tratamientos combinados, así como crear nuevas herramientas para abordar posibles complicaciones, como la fibrosis.



"El abordaje de la enfermedad inflamatoria intestinal no solo exige recursos terapéuticos, sino también un esfuerzo investigador y de salud pública para abordar sus causas y frenar su avance teniendo en cuenta la afectación social que supone", ha añadido.



Bastida ha afirmado que, si bien sus factores de riesgo "no están completamente comprendidos", ha apuntado como elementos clave el tabaquismo, el estilo de vida occidentalizado, la dieta rica en ultraprocesados y los desequilibrios de la microbiota.



La investigación actual se centra en identificar factores modificables que puedan reducir la incidencia de esta enfermedad, que a nivel global es de 16,2 casos por cada 100.000 habitantes, aunque el doctor ha apostado por desarrollar de forma paralela estrategias de prevención primaria, que incluyan "intervenciones dietéticas" y "cambios en los hábitos de vida".



La enfermedad provoca la inflamación del tubo digestivo y afecta predominantemente a personas jóvenes, lo que implica años de convivencia con una enfermedad crónica que condiciona aspectos como el laboral, social y emocional de la vida de los afectados.



Por todo ello, el especialista ha instado a no "olvidar" el abordaje social que se requiere, y ha señalado que se deben abarcar ámbitos como la educación y la concienciación, así como "reforzar" la formación de médicos y pacientes sobre el diagnóstico y el papel que juega la nutrición, algo "clave para mejorar la calidad de vida de los pacientes".



Asimismo, cree necesario "tener en cuenta la integración de la perspectiva del paciente comprendiendo sus necesidades y ofreciendo apoyo psicosocial", para lo que se debe incluir el abordaje de las desigualdades existentes en cuanto al acceso a la atención sanitaria.




europapress