El desarrollo de nuevos materiales esponjosos en gránulos puede ser la clave para atrapar el CO2 e impedir que llegue a la atmósfera desde fuentes como centrales eléctricas.
Según un estudio de la Universidad de Nottingham, publicado en la revista Chemical Engineering Journal, estos materiales avanzados se conocen como compuestos de estructura magnética (CMM), que combinan dos componentes: materiales porosos llamados estructuras metalorgánicas (MOF), que atrapan el CO2, y nanopartículas magnéticas, que permiten calentar el material eficientemente mediante campos magnéticos para liberar el gas capturado para su almacenamiento o uso posterior.
Hasta ahora, la investigación sobre estos materiales se ha centrado en su forma en polvo, que no resulta viable para aplicaciones prácticas. Para abordar este problema, los investigadores de este estudio desarrollaron un método para moldear los polvos de MFC en gránulos pequeños y resistentes utilizando diferentes aglutinantes poliméricos. Posteriormente, analizaron cómo estas diferentes formulaciones afectaban la capacidad del material para absorber CO2, su resistencia y sus propiedades de transferencia de calor.
Los resultados mostraron que algunos aglutinantes, como el alcohol polivinílico (PVA), aumentaron sustancialmente la resistencia mecánica de los gránulos; con tan solo un 4 % de aglutinante, la resistencia de los gránulos aumentó en un 107 %. La inclusión de nanopartículas magnéticas también mejoró significativamente la capacidad de transferencia de calor de los materiales, lo cual es importante para que el proceso de captura y liberación de CO2 sea más eficiente energéticamente.
Para los autores, este trabajo constituye un paso importante para que estos materiales sean adecuados para tecnologías de captura de CO2 a gran escala, lo que contribuye a reducir las emisiones industriales de carbono y apoya las iniciativas de mitigación del cambio climático.
"Esta emocionante investigación nos acerca al desarrollo de tecnologías de captura de carbono escalables y energéticamente eficientes. Al mejorar la resistencia y el rendimiento térmico de estos materiales, abrimos caminos para su uso en aplicaciones industriales, ayudando a prevenir las emisiones de CO2 en origen", afirma en un comunicado el Dr. Luke Woodliffe, investigador en hidruros complejos.