​América Latina y el Caribe en 2025

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Félix Pilay

2025, se avizora como un año en donde los países de América Latina y el Caribe enfrentarán una encrucijada económica, social y política. Por tanto, se podría determinar que los desafíos que enfrentará la región en el futuro cercano no solo son de carácter económico, sino que están profundamente vinculados a la estructura política y social de los países, además, de los condicionamientos relacionados con las tensiones globales, la creciente desigualdad interna y la necesidad improrrogable de transformaciones que conduzcan a un desarrollo más inclusivo, solidario y sostenible.


En esta ruta es imperativo que la región enfrente uno de los principales desafíos que es su dependencia de los recursos naturales y avance a una diversificación productiva que garantice la reactivación económica en el futuro inmediato. La economía de muchos países de América Latina y el Caribe desde hace muchas décadas hasta el presente, continúan basando su crecimiento en la exportación de materias primas, lo que los hace vulnerables a las fluctuaciones de los precios internacionales de los commodities. Aunque, si bien, los precios han mostrado cierta estabilidad en los últimos años, el modelo extractivista sigue siendo ineficiente para generar un crecimiento sostenible en el largo plazo.


Es necesario que los países de la región realicen inversiones en la diversificación de sus economías, que implica, la industrialización de la producción agrícola y con ello dejar la dependencia internacional de las materias y prima y se le apueste a la exportación de productos industrializados, al mismo tiempo fomentar sectores de mayor valor agregado como la manufactura, la tecnología y la economía del conocimiento. Sin una transformación de la base productiva, la región continuará indefinidamente siendo un proveedor de materias primas para sustentar las economías industrializadas sin lograr su propia industrialización.


Superar las desigualdades económicas y sociales persistente es uno de los mayores obstáculos que han detenido el desarrollo en América Latina y el Caribe. Contrariamente a los que muchos líderes sostienen, la región sigue siendo una de la más desigual del mundo, con altos índices de pobreza, exclusión social y una distribución de la riqueza altamente inequitativa. En este sentido, se puede afirmar que el modelo económico actual, lejos de generar una redistribución efectiva de los recursos, ha perpetuado un círculo vicioso de pobreza y pobreza extrema.


El reto de los gobernantes para 2025, será un requisito sine qua non adoptar políticas económicas que no solo busquen el crecimiento, a partir de las variables macroeconómicas del Producto Interno Bruto, (PIB), sino también la equidad social. Será necesario además realizar reformas fiscales progresivas, que permitan una redistribución más justa de la riqueza, y políticas de inclusión social que apunten a reducir la pobreza y a mejorar las condiciones de vida de la población más vulnerable. Caso contrario, América Latina y el Caribe enfrentarán un aumento de las tensiones sociales, que ya se han hecho evidente en el calentamiento de las calles por parte de los sectores sociales y laborales en varios países.


La informalidad laboral es un fenómeno generalizado en los países de América Latina y el Caribe, para citar un caso, en Ecuador más del 70% de la población económicamente activa (PEA) trabaja en el mercado laboral informal. Por tanto, otra de las tareas para 2025 de la clase social en el poder, es reactivar el mercado laboral ya que este en toda la región continúa siendo un tema de alta preocupación que afecta al conjunto de la población trabajadora. A pesar de que de manera permanente se habla de alta cifra de empleo, pero la calidad del empleo sigue siendo deficiente, pues al parecer se está haciendo una constante, destruir el empleo formal para fomentar el trabajo informal o precario.


Es indudable que la falta de acceso al trabajo formal, bien remunerados y con prestaciones sociales, limita el crecimiento de la clase media y perpetúa la desigualdad social. Por tanto, es tarea de primer orden promover empleo de calidad, particularmente para la población joven, elevar la productividad laboral, para lo cual se requiere la cooperación conjunta tanto de sector gubernamental como del privado y la sociedad civil, lo que implica enfocarse en la educación, la formación técnica, la innovación tecnológica y fortalecimiento de las conquistas laborales.


América Latina y el Caribe, tendrá que hacer frente al cambio climático que representa otro desafío de gran magnitud, Si bien, la región es muy rica en biodiversidad y recursos naturales, es al mismo tiempo también una de las más vulnerables a los efectos del cambio climático, con fenómenos como sequías, que afecta a la producción agrícola y a la generación de energía eléctrica o, por el contrario, inundaciones y huracanes cada vez más frecuentes y severos. Además, la economía extractiva de la región, basada en la explotación minera, genera una huella ecológica significativa que contribuye a la contaminación ambiental.


Frente a esta realidad, es necesario que los gobiernos de la región avancen hacia una economía verde, más amigable con el medio ambiente, que no solo se enfoque en la explotación sostenible de los recursos, sino también en la promoción de energías limpias y renovables, la reforestación y la reducción de emisiones. El reto primordial será encontrar un equilibrio entre el crecimiento económico y la preservación ambiental, evitando con ello, sacrificar el bienestar de las generaciones futuras en aras del aparente crecimiento en el corto plazo.


En 2025 la región se encuentra en una disyuntiva, o continúa en el camino de la dependencia, la desigualdad y la vulnerabilidad económica o, decididamente avanza hacia una transformación profunda de su modelo de desarrollo. El desafío es inminente, se deberá construir economías más diversas, sostenibles, inclusivas y solidarias que sean capaces de enfrentarse de manera exitosa hacia el futuro inmediato con una visión crítica y proactiva. Se deberá trabajar en una agenda que busque el desarrollo económico al mismo tiempo que estimula la justicia social y la sostenibilidad ambiental. América Latina y el Caribe tienen condiciones para ser economías potentes, lo que se hace falta en definitiva, es un liderazgo acorde a las circunstancias.


Félix S. Pilay Toala

Profesor Universitario

Analista económico y político

Doctor, Economista, Magister en Administración Pública.

Presidente, RED ICALC, (Red de Investigadores Científicos de América Latina y el Caribe)

Pilayfelix071@gmail.com 

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