Los problemas de matrícula han llevado al cierre de carreras de Educación, lo que ha afectado tanto a estudiantes interesados en formarse como docentes, como a universidades que buscan atraer y preparar futuros profesores.
Desde 2016, las políticas públicas han elevado los estándares de acceso para mejorar la calidad docente, pero también han reducido la matrícula en las pedagogías en un 39% desde 2011 (SIES 2020). Esta baja continua se suma al déficit proyectado de profesores en el país. Un estudio de Elige Educar estima que para 2025 faltarán 26.273 docentes, especialmente en Educación Media en áreas como Ciencias Naturales.
Desde 2023, la ley establece un aumento del puntaje mínimo de 502 a 528 puntos. El año pasado se propuso una modificación para mantener el puntaje en 502 debido al riesgo de baja matrícula. Sin embargo, esta aprobación se logró recién hace unos días, incluso después de haberse rendido la PAES y estando a dos semanas del inicio de las postulaciones. Una simulación realizada sobre el impacto de elevar este puntaje proyectó una pérdida de aproximadamente un 40% en la matrícula.
Surge entonces el complejo debate. Expertos como Ernesto Treviño, del Centro de Justicia Educacional UC, advierte que se debe equilibrar calidad y cantidad en la formación de profesores, y que aplicar estándares muy estrictos sin considerar la realidad actual podría agravar la falta de docentes. Por otro lado, Harald Beyer, del Centro de Estudios Públicos, sostiene que bajar los estándares afectaría la calidad del sistema educativo, ya que las competencias iniciales de los futuros profesores serían más bajas, alejándonos de la aspiración de tener a los mejores encargados de la formación de nuestros hijos.
La Rectora de la Universidad de Chile, Rosa Devés, afirmó en junio que es clave apoyar la admisión a las pedagogías y se comprometió a trabajar con el Comité de Acceso y con la Subsecretaría de Educación Superior para revisar los criterios y las vías de ingreso.
En marzo, el Cruch presentó al ministro de Educación, Nicolás Cataldo, el informe “La Docencia Cambia Vidas”. Asimismo, en el Congreso de la Corporación de Universidades Privadas (CUP), realizado en noviembre, se señaló que es urgente debatir sobre el acceso a las pedagogías y replantear los aranceles para sostener estas carreras con gratuidad.
Existen evidencias de que planes formativos de calidad pueden compensar las brechas de acceso. Crear entornos inspiradores, con prácticas tempranas, formación continua y experiencias transversales es clave para motivar y retener talentos. Revisar la carrera docente y mejorar sus condiciones laborales también ayudaría a revertir esta situación.
El desafío en educación se ha transformado en una emergencia. Se requiere un debate nacional para estudiar el impacto de las condiciones de acceso y repensar la formación docente.
Las políticas deben evaluarse por su impacto, pero también implementarse con planificación, asegurando acuerdos, claridad y anticipación.
Invertir en educación es invertir en el futuro de Chile. Transformar esta crisis en una oportunidad requiere voluntad política, financiamiento adecuado y compromiso genuino con la formación docente.
La educación es el futuro de Chile. Si invertimos en ella, los 20.086.377 habitantes del país (Censo 2024) ganamos.
María Jesús Honorato,
Decana Facultad de Educación Universidad de Las Américas