La promesa tras el sacrificio

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Luis Riveros

Argentina está realizando un esfuerzo mayor para recuperar estabilidad económica y reconstruir capacidad de inversión, y así obtener un crecimiento que asegure un largo plazo con menor pobreza. Todos sabemos que en el pasado se llevaron a cabo políticas fiscales generadoras de importantes déficits que dieron paso a una activa política de creación de dinero, con poco sustento en las posibilidades reales de satisfacer la demanda. La inflación fue el resultado esperable, como lo fue tantas veces en la historia argentina y latinoamericana. La cuestión era que, si no se ponía bajo control el exceso de gasto público y la necesidad de financiamiento vía emisión, era muy difícil asegurar las condiciones para tener crecimiento sustentable con más adecuados niveles de inversión. Ciertamente no todos los sectores productivos eran afectados por igual, dejando a las exportaciones agrícolas y ganaderas en una situación de menor menoscabo, pero llevando a necesidades extremas a las ciudades y al desarrollo de las manufacturas, el comercio y los servicios. El esfuerzo que se lleva a cabo actualmente trata, ni más ni menos, con corregir esos problemas en un breve plazo, lo cual ha exigido medidas contundentes, especialmente en materia fiscal, con todas las consecuencias políticas que hemos conocido.


Argentina tuvo una caída acumulada del PIB de casi 15% entre 2018 y 2020, con una recuperación el año 2021 y 2022. En este último año, sin embargo, la inflación escaló a casi un 100%, escapando del rango de poco más de 40% ocurrida en los años anteriores. Ya en este último año los agentes económicos revelaban a través de encuestas de opinión, que el crecimiento el año 2023 alcanzaría un 0.0% lo cual en realidad se verificó en -3.0%, mientras que para 2024 se espera un -3.6%. La inflación que se anticipa para 2024 es aún de 127.5% esperándose un descenso a 42% para el año 2025. O sea, a pesar de las magnitudes importante aún envueltas, la inflación estaría mostrando signos de disminución a la vez que se espera una nueva caída del PIB para este año 2024, pero un crecimiento para el año 2025 de 3.7%, lo cual junto a la menor inflación, se convierte en una buena noticia.


Pero este esfuerzo ha envuelto una gran presión sobre el alto gasto público. Entre el 2021 y el 2023, esto es después de la pandemia, el promedio del déficit público no financiero alcanzaba a alrededor de 5 puntos del PIB sin mostrar señales de control. En la actualidad se proyecta a 0.4% y 0.3% del PIB para 2024 y 2025 respectivamente, dando cuenta de un gigantesco recorte del gasto. Aún así la inflación para este año se estima muy alta, aunque todavía será la mitad de la observada en 2023, aunque descendiendo para el año venidero lo cual, junto al esperado 3.7% de crecimiento del PIB, incluyendo una expansión del producto manufacturero de más de 5 puntos, constituye una buena noticia. Lo efectuado hasta ahora ha envuelto un costo político importante con resultados que, si bien son destacables, para el común de la gente no pueden aún apreciarse en sus actuales condiciones de vida. Menor déficit público, menor emisión e inflación y mayor crecimiento, proporcionarían las bases para recuperar la sanidad de la economía argentina. Por cierto, este gigantesco esfuerzo no ha sido gratuito, conllevando ajustes dolorosos, como en el caso de las pensiones y el empleo y remuneraciones del sector público, y el concerniente a los más tradicionales centros de poder: los gobiernos locales, los sindicatos del sector público y el propio hacer de las empresas públicas.


Argentina es un país que, de manera insólita, está teniendo muy significativos niveles de pobreza, incompatibles con toda una historia de bienestar y continua expansión económica. El gobierno de Milei está intentando recuperar estabilidad y crecimiento para así garantizar la expansión del empleo y los salarios en forma sostenible como fundamento de políticas efectivas de reducción de la pobreza. No hay reales opciones para producir un resultado distinto visible y sostenible, Las voces que se elevan con un rotundo rechazo frente al plan en curso, no contienen ninguna propuesta que permita avanzar en pos de mejores resultados económicos. Argentina está dominada hoy por el sacrificio en pos de una gran promesa de éxito.


Prof. Luis A. Riveros

Universidad Central

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