Las Pymes en la política pública

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Luis Riveros

En la década de 1930 Chile sufría las consecuencias de una de las más cuentas crisis financieras en la historia mundial. Se necesitó de una visión de largo plazo en la política pública para alentar una estrategia que permitiera enfrentar la crisis de modo sostenible en lo productivo, como asimismo en lo social. La CORFO nació en esas difíciles circunstancias, en el ánimo de estimular la producción nacional y en el espíritu de lo que se llamaría más tarde la “industria naciente”, esto es aquella actividad que necesita del apoyo estatal mientras se desarrolla y afirma su potencial productivo y competitivo. Años más tarde los resultados de ese esfuerzo eran encomiables, permitiendo al país dar un salto en materia de industrialización y crecimiento, que debía ser complementados más tarde por políticas destinadas al ingreso del sector privado. Pero la incorporación del estado en materia siderúrgica, transporte, energía y otros decisivos sectores productivos, fue lo que dio base a una industria sólida que permitió al país sobreponerse de las graves consecuencias financieras de la crisis mundial. Y además permitió un encadenamiento productivo hacia otros sectores. Fue una aplicación de la teoría del “Nuevo Trato” que en época similar pusiera en boga el gobierno de los EE.UU y fue también lo que, décadas más tarde, permitiera la proyección de Chile en el ámbito competitivo regional y mundial.


Hoy enfrentamos un reto de gran trascendencia en la perspectiva del largo plazo, como es el desarrollo de la mediana y pequeña empresa. Sin duda, se trata aquí de desarrollar ventajas competitivas que permitan no sólo el desarrollo de este sector, sino que proporcione una base efectiva para la economía nacional, como lo muestra la experiencia de varios países. En este sentido la CORFO del siglo XXI debe ser la entidad a cargo de las políticas de desarrollo de las PYMES, de su financiamiento, implementación y proyección al futuro. Esta es la labor que cumple SERCOTEC, es decir el estimular la creación de una sólida ventaja competitiva que tiene además la virtud de ser fuente de empleo y de integración al hacer económico de vastos sectores a lo largo del país. Desde luego, un ámbito importante es la capacitación, que permite desarrollar un capital humano adecuado para consolidar los procesos de adaptación de las nuevas empresas al ámbito de innovación y competitividad. Pero también la política pública acentúa su labor en el importante ámbito del apoyo financiero y técnico para la difícil etapa de emprender por parte de una nueva empresa, y que requiere no sólo de capital financiero sino también de los contactos que han de facilitar su proyección al mercado. El capital semilla, por ejemplo, es muchas veces el aspecto más decisivo en el ámbito del emprendimiento y por ello el apoyo que se brinda sobre la base de la calidad de los proyectos, resulta vital.


Han sido éstos tiempos difíciles para el sector productivo en general, y muy especialmente para las PYMEs. Las fluctuaciones en materia de costos y aquellas que afectan al ingreso de los consumidores, crean un difícil medio para el emprendimiento y su sostenibilidad futura. Pero la asociatividad, uno de los aspectos que respalda la labor de SERCOTEC, se transforma en un vital apoyo para reducir el impacto negativo de la situación económica general sobre el nivel de ventas. Ciertamente, el país necesita fortalecer su sistema productivo y su proyección exitosa al mundo, y en este camino las PYMEs son una respuesta que se transforma en una verdadera fortaleza frente a los inevitables vaivenes de la economía. Así se soñó con la CORFO y así debe ser, en la perspectiva de este siglo XXI, la labor de apoyar al segmento con mayor potencial competitivo en una perspectiva de largo plazo. Así la política pública se transforma en un elemento vitalizador de la economía.


Prof. Luis A. Riveros

Universidad Central

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