​Vías más rápidas o choque de trenes

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Mario Astorga

Algunos progresistas me criticarán que estoy desactualizado de las transformaciones que han ocurrido recientemente al interior del PC; a pesar de ese riesgo debo decir que me he formado la opinión de que el PC, o al menos la facción del PC que maneja la Convención Constituyente, (sin ninguna contraindicación visible desde la directiva nacional del PC), con Barraza a la cabeza, no está interesada en una nueva Constitución; sino en seguir generando condiciones para “agudizar las contradicciones”, que es una estrategia reaccionaria que el PC internacional aplicó durante décadas en el mundo y que abandonó en Europa en los 70 a través del Eurocomunismo.

El PC chileno, sin embargo, o al menos aquella parte del PC que está trabajando arduamente para manipular la Convención Constituyente, sigue actuando en política como lo hacían sus congéneres de Europa hasta los años 60; siguen trabajando silenciosamente por agudizar las contradicciones; sacrifican en el corto y mediano plazo el mayor bienestar del proletariado, de los trabajadores y de los más vulnerables para apostar “el todo o nada” a agudizar tanto las “contradicciones del capitalismo” que este sistema se desplome y sea reemplazado por la Dictadura del Proletariado. Su mirada es de largo plazo y son inequívocamente coherentes con ella. No se explica de otra manera que el PC y sus adláteres en la Convención Constituyente hayan aprobado una sarta de mociones para la constitución sin medir sus consecuencias, ni individual ni integradamente; la mayoría de las cuales no resisten el más mínimo rigor intelectual, por lo mismo son altamente improbables que alcancen los 2/3; sin embargo exacerban el extremismo creando condiciones para el rechazo en el plebiscito de salida, al poner en entredicho varias de las bases sobre las cuales ha funcionado Chile, con muchos más avances que retrocesos en las últimas décadas.

Tal “estrategia” solo puede ser concebida en la medida en que el PC está consciente que al menos 1/3 de los convencionales no apoyarán las mociones tal como han sido aprobadas por la mayoría de los miembros de cada comisión. El PC y sus adláteres, irresponsablemente, no está haciendo NINGÚN esfuerzo por constituir los 2/3 necesarios para que una moción se apruebe en el plenario de la Convención. Como ha sido su comportamiento político desde siempre, han pasado la aplanadora en todas las comisiones que controlan, sin darle oportunidad de discusión a los constituyentes y mociones que no han sido elaboradas por el PC y sus adláteres. Mucho menos han negociado dichas mociones para que sean aceptables para la mayoría de los ciudadanos que concurrirán a sancionar la nueva Constitución en el Plebiscito de Salida. Ese comportamiento monolítico y añejo del PC lo hemos visto sistemáticamente en las últimas décadas. En cada gremio u organización que han llegado a controlar utilizan, cada vez que pueden, una mayoría circunstancial (normalmente a altas horas de la madrugada) para aprobar ideas, declaraciones y mociones que saben no representan a la mayoría, y lo hacen con tal desparpajo que las organizaciones comienzan a perder afiliados y a languidecer hasta que se convierten en actores irrelevantes del sector que representaban. Así ha ocurrido con la FECH y los principales gremios estudiantiles, la CUT, los gremios del magisterio y salud, y varios gremios de micro y pequeña empresa, entre muchos otros. El PC toma el control y exprime el gremio para sus intereses políticos hasta que lo seca y lo convierte en un actor irrelevante. Lo mismo está haciendo con la Convención Constituyente.

Al igual que el acuerdo del 25 de noviembre, cuando después de presionar a las demás fuerzas políticas y luego de haber tomado todas las precauciones para tener el control de la Convención, ya sea a través de composición paritaria o de los cupos para los pueblos originarios (con los cuales llevaba décadas trabajando), finalmente no concurrieron a firmar el acuerdo, así quedaron con las manos libres para seguir “agudizando las contradicciones”.

En esta oportunidad están utilizando varias de las descriteriadas mociones aprobadas por las comisiones de la Convención para quedar con las manos libres para rasgar vestiduras y poder culpar al resto de los movimientos políticos y sociales, y a sus constituyentes, de ser responsables de mantener una constitución ilegítima y golpista.

Los comunistas chilenos no han sido capaces de comprender la historia moderna. No se dan cuenta que en el Chile del 2022 lo que permitirá las transformaciones que faltan no es el choque de trenes entre los trabajadores y los capitalistas, sino construir democrática y participativamente una vía férrea que permita que Chile siga avanzando, pero a mucha mayor velocidad, en ser una patria justa y buena para todos. Debo reconocer que la estrategia del PC chileno es coherente dada su manera totalitaria de ver la política. Si se suman todas las fuerzas afines al PC en la Convención Constituyente, PC+FA + Coordinadora Constituyente Plurinacional +Ex Lista del Pueblo+ Movimientos Sociales Constituyentes+ Pueblos indígenas+ 6 Constituyentes de izquierda nos adscritos a movimientos, suman 72 convencionales (De 155). En un caso pesimista se podrían sumar los 17 constituyentes del PS, aunque es dudoso que todos ellos se sumen a ese grupo dado el indigno tratamiento que el PC le ha propinado al PS en los últimos procesos electorales. Pero, con una gran dosis de optimismo de parte de ellos, la izquierda más extrema podría sumar 89 constituyentes o un 57,4% de la Convención. Necesitan agregar 14 convencionales para llegar al 66%. Es improbable que algunos de los 37 convencionales de derecha concurran a generar los 2/3 para algunas de las mociones que las comisiones han aprobado a la fecha. Por ende la única oportunidad que la extrema izquierda tiene de conseguir los 14 votos que le faltan para llegar al 66% es consiguiendo el apoyo de algunos de los 20 Constituyentes que responden a los movimientos de centroizquierda: Por una parte los 13 constituyentes que forman el movimiento Independientes por una Nueva Constitución, que mayoritariamente provienen de Independientes No Neutrales, movimiento que incluye a personajes con un capital profesional y político que avala que no aprobarán cualquier mamarracho cocinado desde el PC ( entre ellos Benito Baranda, Patricia Politzer, Gaspar Dominguez), por otro lado están los 7 Convencionales del Colectivo del Apruebo, la mayoría de los cuales proviene o son afines a los partidos de la ex-Concertación (Harboe, Chaín, Botto, Castillo y Barceló), Gallardo del PRO y el Independiente y Premio Nacional de Historia, Agustín Squella). Todos políticos de fusta e intelectuales brillantes que muy difícilmente serán cooptados por las manipulaciones del PC. Producto de la monolítica manera como el PC chileno ve el juego por el poder, la Convención Constituyente demoró 10 votaciones hasta lograr elegir a una persona de su confianza. Pero para aprobar o rechazar las mociones no se cuenta con tanto tiempo, o se negocia ahora, o se corre el riesgo de que ninguna moción logre el 66% para formar parte de la propuesta que la Convención le hará a la ciudadanía. ¿Seguirá el PC chileno jugando a la “agudización de las contradicciones” y seguirá instigando el choque de trenes que permitirá la dictadura del proletariado, o se sumará a la construcción de nuevas vías férreas que permitan que el tren-Chile avance mucho más rápidamente? Esa es la gran incógnita. Al parecer, si se quiere que la Convención Constituyente le haga una propuesta “aprobable” a la ciudadanía, se necesitará re-barajar las fuerzas progresistas, excluyendo a la fracción del PC que ha estado manipulando la Convención Constituyente, para sus propios fines, hasta ahora.


Mario Astorga De Valenzuela

europapress