Mario Astorga



Mario Astorga

Algunos reconocíamos los buenos resultados en crecimiento de los últimos años de la dictadura, pero nos parecía una moneda de cambio insuficiente, frente a la pérdida de democracia y libertad.

Algunos políticos le suelen endilgar el acceso de Allende a la Presidencia a la decisión de la Democracia Cristiana de ratificar en el Congreso el resultado de la elección Presidencial.

Oí llorar a mi nieto Juan. Siendo el único adulto cerca, y habiendo sido dejado específicamente a cargo, corrí a ver que pasaba. En dirección hacia mi venía mi nieta María, su hermana, apurada a contarme que Juan la había mordido y me mostraba el lugar específico donde eso había ocurrido y cierto, tenía unos dientes levemente marcados en el brazo.

Me costaba entender la situación, Juan, que había mordido, lloraba, pero María, que había sido mordida no lloraba, y ella no es tan reacia al llanto cuando es contrariada.

Hay 2 dichos que quiero traer a colación con respecto a estos casos: “Mal de muchos, consuelo de tontos” y “No hay que ser más papista que el Papa”.

El respeto a los derechos humanos ya se ha convertido en un mínimo común en las culturas occidentales. Dado el avance de la humanidad es impensable que existan violaciones a la libertad de expresión, al derecho a la vida, al derecho a organizarse en las distintas etapas de la vida, el derecho a emprender, el derecho a un juicio justo, etc.

Hay situaciones recientes que hacen dudar si nuestra democracia será sostenible de no hacerse serios esfuerzos por profundizar nuestra cultura cívica.

La elección del domingo pasado ha dejado meridianamente claras cuáles son las principales tareas pendientes de quienes creemos en la democracia como forma de organización política.

Hace ya varios años que dejé de militar en partido político. La inconsecuencia, faltas a la verdad, oportunismo del presidente del que era mi partido, y el mirar para el lado del resto de los dirigentes me forzó a renunciar. Desde allí observo la política sin camisetas, trato de ponderar lo bueno y lo malo de las propuestas de cada dirigente en su mérito, no por mis simpatías o animosidad hacia el partido político de quien las hace.

Hay un sector empresarial y de ciudadanos que está anonadado y asustado por los resultados de las últimas elecciones, especialmente por la elección de constituyentes. Como los lectores de esta columna conocen dichos resultados, no daré la lata de repetirlos, pero los resumiré en tres: un castigo aplastante a los partidos políticos, un apoyo mayoritario a los independientes y una Convención Constituyente compuesta mayoritariamente por líderes “de soluciones” conocidos a nivel local, pero desconocidos a nivel nacional; esta ha sido, a mi juicio, una bella manera de consolidar la democracia real.

Actualmente el 95% de los chilenos no se siente representado por partido político alguno; pero si a usted no le gusta como está la política ahora y por eso no cree en los políticos, TENGA CUIDADO CON LA SEÑAL ESTÁ DANDO AL VOTAR.Por ejemplo, si usted vota por un independiente que va en la lista de PDC, gracias a la Cifra Repartidora, no solo está votando por esa persona, ESTÁ VOTANDO POR el PDC; ADEMÁS está votando por todos los otros candidatos que van en la lista del PDC, y además, está votando por TODOS los partidos que van en ese Pacto Electoral, en este caso el PRO de MEO y Ciudadanos.