Algunos políticos le suelen endilgar el acceso de Allende a la Presidencia a la decisión de la Democracia Cristiana de ratificar en el Congreso el resultado de la elección Presidencial. Allende había ganado, y era tradición del Chile democrático el ratificar al ganador. Cualquier otro arreglo, a esas alturas, sería juzgado por la historia como antidemocrático. Meses antes, y dentro de las reglas del juego político, el PDC le propuso a la derecha crear la segunda vuelta presidencial, pero la derecha se negó, porque creía que la polarización de la elección le convenía. Según esos analistas, el miedo al comunismo haría que se trasladaran votos desde Tomic a Alessandri necesarios para ganar la elección. A la luz del resultado, en que cada uno de los tres candidatos, Allende, Alessandri y Tomic obtuvo casi un tercio de los votos se comprobó, fehacientemente, el error de cálculo de los dirigentes de derecha. Si se hubiese creado constitucionalmente el mecanismo de la segunda vuelta presidencial la historia de Chile seguramente hubiese sido otra. Allende ganó la primera vuelta, pero dado el temor al comunismo, era prácticamente imposible que hubiese ganado en la segunda vuelta, cualquiera hubiese sido su contendor, Tomic o Alessandri. El error de cálculo y la soberbia de esos dirigentes de derecha le costó a Chile el desastroso Gobierno de Allende.
El triunfo del candidato socialista en las elecciones llevó a miles de chilenos a vender, a cualquier precio, sus activos y escapar del país; además le dio a Estados Unidos el impulso para intervenir en la política interna de Chile de manera descarada. USA a través del financiamiento de los partidos políticos de centro derecha, de algunos gremios y de los contactos con las Fuerzas Armadas propició el golpe de Estado y los 17 años de dictadura posteriores, tal como lo han demostrado con exactitud los documentos desclasificados de la CIA. América Latina era por aquel entonces un hervidero de movimientos revolucionarios de izquierda y extrema izquierda; para USA era inaceptable observar impávidos como Chile también caía bajo las garras de la URSS. Eran tiempos de la guerra fría y había que alinear aliados. Hoy en día la izquierda y la extrema izquierda están bastante desprestigiadas en América Latina, por sus dictaduras que violan los DDHH y su incapacidad para manejar economías globalizadas e internacionalizadas. Por ende para USA, si hubiese una nueva caída de Chile en manos del comunismo, no revestiría la importancia de los años 70.
La extrema derecha chilena está volviendo a cometer el mismo error que cometió previo a la elección de Allende. Se están jugando el todo o nada a la posibilidad de que Kast gane la presidencia, aunque las matemáticas no acompañan análisis alguno. Nuevamente, a través de esa estrategia están arriesgando la democracia. He escuchado de varias personas de extrema derecha decir que les da lo mismo Boris o Provoste. Falacia creada a pesar de que todos los indicadores internacionales demuestran que los mejores años de crecimiento y mejoramiento de la equidad que ha tenido Chile en su historia fueron cuando los partidos y líderes que están tras la campaña de Provoste eran gobierno. Cualquier mentira se vale con tal de ganar la primera vuelta, pensando que eso mejora las posibilidades de Kast en segunda vuelta. Que obtuso. Nuevamente la extrema derecha acude al expediente de exacerbar el extremismo para asegurar que Kast pase a segunda vuelta, sin pensar, sin razonar, que si la segunda vuelta es entre Kast y Boric este último y el PC serán gobierno. Nuevamente, al igual que en los 70 están seguros que el miedo al anticomunismo es suficiente para que Kast gane. Algunos incluso comentan que no les importe que gane Boric, porque están seguros que lo va a hacer tan mal que no va a terminar su Gobierno ya sea por porque será destituido o por que se provocará un nuevo golpe de Estado para frenar sus errores. ¡Que irresponsabilidad política! ¡Que poco amor por Chile!
Cualquiera que entiende de números en política y a pesar de las mejorías significativas que ha tenido Kast en las encuestas (empresas casi todas ligadas a la derecha), se da cuenta que los números hacen imposible que Kast sea elegido presidente. Kast ha crecido en las encuestas casi lo mismo que ha decrecido Sichell. La votación de la derecha sigue siendo el mismo tercio de siempre a lo cual se le puede sumar, en el mejor de los casos, la mitad de los votos de Parisi. No se entiende como las encuestas le dan una votación sorprendente alta a Parisi, quien ha estado ausente de los principales debates y de quien no se conoce el programa y quien pidió asilo político en USA y tiene una deuda gigantesca en pensiones alimenticias. A pesar de ser casi un anti candidato las encuestas le dan un porcentaje ridículamente superiora a Sichell y MEO. ¿Será posible que haya todavía tanto analfabetismo político en Chile?
Hay dos situaciones, que dadas las circunstancias actuales, hacen inviable que Kast gane en segunda vuelta:
a) un 80% de los electores votó por el apruebo. Es cierto que los graves errores no forzados en el establecimiento de la Convención Constituyente ha reducido las expectativas que la población tenía en ella para resolver los problemas de Chile; sin embargo la gran mayoría de ese 80% sigue pensando que los cambios son urgentes y necesarios. Un pequeño porcentaje ha cambiado de opinión por culpa del performance de la CC, y por los casos de terrorismo en la Araucanía que han sido profusamente informados por los medios de comunicación. (¿Alguien tiene duda a quien favorecen todos esos atentados en el panorama electoral actual?) Kast por el contrario lideraba el 20% que declaraba NO al cambio y conformidad con el sistema. Su programa ofrece más neoliberalismo y mercado como único asignador de recursos, incluso las especies animales y vegetales no deben ser protegidas “el mercado debe asignarle recursos”; aboga por un Estado cada vez más chico y con menos recursos a través de la reducción de impuestos, lo que garantizaría que la corrupción y los corruptos sigan haciendo su agosto.
b) Kast tiene hoy el más del 50% de rechazo, el mayor de todos los candidatos, algunas encuestas recientes señalan que Boric lo está empatando en eso. ¿Cómo es posible que un candidato que tiene más del 50% de rechazo, es decir que el 50% de las personas harían cualquier cosa menos votar por él, gane en la segunda vuelta?
La extrema derecha está a punto de cometer un error similar al que cometió en los años 70, esta vez apoyando a un candidato para que pase a segunda vuelta, pero que se sabe no es viable que gane la segunda vuelta. La centro derecha tiene que buscar caminos para salir de la falsa encrucijada que le propone la extrema derecha “ O Kast o comunismo” y buscar, en primera vuelta el detener democráticamente el triunfo del partido comunista. ¿No es obvio que la primera vuelta es la verdadera elección?
Mario Astorga De Valenzuela