Sr. Director,
La fuerza laboral en Chile enfrenta una "tormenta perfecta" por el alza dual de costos laborales. Por un lado, la presión regulatoria directa encarece la mano de obra; por otro, la innovación tecnológica ofrece una alternativa más barata.
Las normas chilenas, como la Reforma Previsional (que aumenta la cotización), el alza del salario mínimo y la ley de 40 horas (que reduce el tiempo productivo), incrementan el costo total del empleado. Esto obliga a los empleadores a "exprimir la productividad", resultando en menos contrataciones y mayor carga para los trabajadores menos capacitados, a quienes el alza arbitraria del sueldo termina perjudicando.
Simultáneamente, el factor indirecto es la competencia de la Inteligencia Artificial (IA) y la automatización, que reemplazan tareas repetitivas. El costo de oportunidad es decisivo: se vuelve más económico implementar tecnología que contratar personal.
La consecuencia es que los altos costos directos fuerzan a las empresas a migrar a la automatización y la IA como estrategia de supervivencia. Este camino, aunque busca proteger al trabajador, corre el riesgo de crear un mercado laboral más eficiente pero más pequeño, expulsando a los sectores de baja productividad.
Esteban Viani
Economista y académico
Universidad Autónoma de Chile