El estudio realizado por un equipo de la Universidad de Michigan (UM), en Estados Unidos, muestra que que el 21 por ciento de las mujeres y el 10 por ciento de los hombres de la Generación X, y el final de la generación del Baby Boom, ahora en sus 50 años y principios de los 60 años, cumplen los criterios de adicción a estos alimentos ultraprocesados.
El estudio, publicado en la revista Addiction, se basa en datos representativos a nivel nacional de más de 2.000 estadounidenses mayores encuestados por la Encuesta Nacional sobre Envejecimiento Saludable de la UM.
Estas tasa son mucho mayor que la de los adultos que crecieron hace apenas una o dos décadas antes y solo conocieron alimentos ultraprocesados en la edad adulta. Entre los adultos de 65 a 80 años, solo el 12 por ciento de las mujeres y el 4 por ciento de los hombres cumplen los criterios de adicción a los alimentos ultraprocesados.
Los investigadores utilizaron la Escala de Adicción a la Comida de Yale modificada 2.0 (mYFAS 2.0), una herramienta estandarizada adaptada de los criterios utilizados para diagnosticar trastornos por consumo de sustancias. La escala pregunta sobre 13 experiencias con alimentos y bebidas ultraprocesados que definen la adicción, como fuertes antojos, intentos repetidos e infructuosos de reducir el consumo, síntomas de abstinencia y evitación de actividades sociales por miedo a comer en exceso.
En este caso, la "sustancia" no es el alcohol ni la nicotina, sino alimentos ultraprocesados altamente gratificantes, como dulces, comida rápida y bebidas azucaradas. Al aplicar criterios de adicción clínica a los alimentos ultraprocesados, el estudio destaca las formas en que estos alimentos pueden enganchar a las personas.
"Esperamos que este estudio llene un vacío en el conocimiento sobre la adicción a los alimentos ultraprocesados en adultos mayores, medida mediante una escala estandarizada y bien estudiada", ha señalado Lucy K. Loch, estudiante de posgrado del Departamento de Psicología de la UM.
"Los adultos mayores de hoy se encontraban en un período clave de su desarrollo cuando el entorno alimentario de nuestro país cambió. Dado que otras investigaciones muestran una clara relación entre el consumo de estos alimentos y el riesgo de enfermedades crónicas y muerte prematura, es importante estudiar la adicción a los alimentos ultraprocesados en este grupo de edad", afirma la experta.
Al respecto, el subdirector de Safe Food Advocacy Europe (SAFE) , Luigi Tozzi, señala a Europa Press que este estudio vuelve a demostar que los alimentos ultraprocesados constituyen un riesgo para la salud relacionado con enfermedades crónicas y muerte prematura".
"Ahora contamos con nueva evidencia de la naturaleza adictiva de estos alimentos, cuidadosamente diseñados para hacerlos hiperpalatables, a partir de un estudio publicado en la prestigiosa revista científica Addiction y realizado por la Universidad de Michigan con una cohorte de más de 2.000 personas en Estados Unidos", explica.
A su juicio la conclusión es "clara", los ultraprocesados "tienen consecuencias negativas duraderas para la salud a lo largo de la vida, y estas consecuencias son más graves para quienes comenzaron a consumirlos a una edad más temprana. Debemos adaptar nuestras políticas de salud pública a la evidencia científica para proteger a los niños de hoy y a los adultos del futuro".
DIFERENCIAS POR GÉNERO
A diferencia de los trastornos tradicionales por consumo de sustancias, que históricamente han sido más comunes en hombres mayores, la adicción a los alimentos ultraprocesados muestra el patrón opuesto: una mayor prevalencia en mujeres mayores. Una explicación puede ser la comercialización agresiva de alimentos ultraprocesados dietéticos" dirigida a las mujeres en la década de 1980.
Las galletas bajas en grasa, las comidas para microondas y otros productos ricos en carbohidratos se promocionaron como soluciones para controlar el peso, pero sus perfiles nutricionales modificados pueden haber reforzado patrones de alimentación adictivos.
Las mujeres de entre 50 y 64 años podrían haber estado expuestas a alimentos ultraprocesados durante un período de desarrollo delicado, lo que podría explicar los hallazgos de la encuesta para este grupo de edad, según la autora principal, la doctora Ashley Gearhardt, profesora de psicología en la UM.
"Los porcentajes que observamos en estos datos superan con creces los porcentajes de adultos mayores con consumo problemático de otras sustancias adictivas, como el alcohol y el tabaco. También observamos una clara asociación con la salud y el aislamiento social, con un riesgo mucho mayor de adicción a los alimentos ultraprocesados en quienes consideran su estado de salud mental o física regular o malo, o dicen sentirse aislados de los demás a veces o con frecuencia", señala.
SOBREPESO, EL ESTADO DE SALUD Y EL AISLAMIENTO SOCIAL
Autopercepción del sobrepeso:
Las mujeres de entre 50 y 80 años que declararon tener sobrepeso tenían 11 veces más probabilidades de cumplir los criterios de adicción a los alimentos ultraprocesados que las mujeres que afirman tener un peso adecuado. Los hombres que declararon tener sobrepeso tenían 19 veces más probabilidades. Independientemente de su edad, el 33% de las mujeres que se describieron con sobrepeso, el 13% de las mujeres que se describieron con sobrepeso leve y el 17 % de los hombres que se describieron con sobrepeso cumplieron los criterios de adicción a los alimentos ultraprocesados.
De la muestra total, el 31% de las mujeres y el 26% de los hombres declararon tener sobrepeso, y el 40% de las mujeres y el 39% de los hombres declararon tener sobrepeso leve. Estado de salud: Los hombres que informaron tener una salud mental regular o mala tenían cuatro veces más probabilidades de cumplir los criterios de adicción a los alimentos ultraprocesados; las mujeres tenían casi tres veces más probabilidades.
En cuanto a la salud física, los hombres que reportaron tener una salud regular o mala tenían tres veces más probabilidades de cumplir los criterios de adicción a los alimentos ultraprocesados, y las mujeres casi el doble.
Sobre el aislamiento social, los hombres y las mujeres que informaron sentirse aislados parte del tiempo o con frecuencia tenían más de tres veces más probabilidades de cumplir los criterios de adicción a los alimentos ultraprocesados que aquellos que no informaron aislamiento.
Los investigadores sugieren que las personas que se perciben a sí mismas como con sobrepeso pueden ser particularmente vulnerables a los alimentos ultraprocesados que pretenden ser vistos como saludables: aquellos que se comercializan como bajos en grasas, bajos en calorías, altos en proteínas o altos en fibra, pero aún así están formulados para amplificar su atractivo y maximizar el antojo.
"Estos productos se venden como alimentos saludables, lo que puede ser especialmente problemático para quienes intentan reducir su consumo de calorías. Esto afecta especialmente a las mujeres, debido a la presión social en torno al peso", afirma Gearhardt.