Los cambios en la rutina diaria alteran la microbiota intestinal y afectan a la salud digestiva e inmune, esto suele ocurrir sobre todo en verano ya que se es más flexible en las comidas, los horarios e incluso la actividad física, explica la doctora Mar Sánchez Somolinos, jefe de la Unidad de Microbiota de Neogenia, quien recomienda adoptar medidas que favorezcan la recuperación de una microbiota intestinal equilibrada.
"Estas modificaciones en la rutina diaria influyen en la composición de nuestra microbiota intestinal. Se produce un desequilibrio entre las bacterias que nos protegen y mantienen fuerte el sistema inmune y entre aquellas que ayudan en la digestión descomponiendo los alimentos, favoreciendo la absorción de minerales y produciendo ácidos grasos de cadena corta y vitaminas (como la K y algunas del grupo B) fundamentales para la salud intestinal" explica la doctora Sánchez Somolinos.
La experta recuerda que en verano pueden disminuir el 'Lactobacillus' y 'Bifidobacterium' si se abusa de de comidas grasas, alcohol o ultraprocesados. Estas bacterias son muy importantes para la digestión, la defensa frente a infecciones y el buen funcionamiento del sistema inmune. Su presencia se ve favorecida por una dieta rica en fibra y alimentos frescos.
Además, una dieta rica en azúcares y grasas puede aumentar los 'Firmicutes' y reducir los 'Bacteroidetes', lo que favorece la inflamación y puede estar relacionado con un aumento de peso; la 'Escherichia coli' u otras enterobacterias (Klebsiella, Salmonella, Shigella, Proteus, etc.) pueden suponer un problema durante los viajes a países donde el agua o los alimentos tienen microorganismos distintos; y la 'Clostridium difficile' puede aparecer si la microbiota se altera por la toma de antiobióticos durante las vacaciones.
¿CÓMO RECUPERAR UNA MICROBIOTA ALTERADA?
Tras los excesos estivales, es fundamental adoptar medidas que favorezcan la recuperación de una microbiota intestinal equilibrada. La doctora recomienda "volver a una alimentación equilibrada y rica en fibra, incorporando progresivamente alimentos como frutas, verduras, legumbres y cereales integrales".
"Estos actúan como prebióticos, es decir, son el alimento de las bacterias beneficiosas. También es aconsejable incluir alimentos fermentados como yogur, kéfir, chucrut o kombucha, que contienen probióticos naturales que ayudan a repoblar la microbiota". Es necesario hacer hincapié en la rehidratación y la reducción del consumo de alcohol y ultraprocesados", afirma.
Otros consejos de la experta son beber suficiente agua, evitar las bebidas azucaradas y reducir el alcohol para permitir que la mucosa intestinal se recupere y las bacterias protectoras se regeneren.
Por otra parte, señala que es fundamental restablecer rutinas saludables de sueño y ejercicio físico. "Dormir bien y realizar actividad física moderada de forma regular contribuyen a reducir el estrés y a mejorar la diversidad microbiana, dos factores clave para un intestino sano".
Y, en casos más persistentes o tras viajes con afectación digestiva, la doctora Mar Sánchez Somolinos recomienda valorar la necesidad de un estudio personalizado de la microbiota. Ya que "recuperar la microbiota no es solo volver a comer sano; es un proceso consciente que requiere paciencia y, en ocasiones, apoyo especializado para devolver al organismo su equilibrio natural".