Sr. Director,
La aprobación en segundo trámite del proyecto de ley que restringe el uso de celulares en escuelas representa un hito en la protección de niños/as y adolescentes frente a la sobreexposición digital. Sabemos que el desarrollo infantil es altamente sensible a la estimulación tecnológica: un uso excesivo y sin regulación puede afectar la maduración de funciones como la atención, memoria, flexibilidad cognitiva y regulación emocional y generar consecuencias en el rendimiento académico, el sueño y la convivencia escolar. Sin embargo, convertir esta medida en una prohibición casi absoluta corre el riesgo de reducir un problema complejo y limitar oportunidades pedagógicas.
Experiencias internacionales, evidencian que las políticas más exitosas combinan regulación con programas de alfabetización digital, mediación parental y acompañamiento docente. Así, se recomienda no excluir la tecnología, sino integrarla de manera crítica y responsable, reforzando la resiliencia digital y las habilidades socioemocionales del profesorado y los estudiantes.
El desafío entonces es transformar los dispositivos en aliados para el aprendizaje, promoviendo la colaboración familia-escuela y consolidando climas de convivencia escolar positiva. La ley en discusión debería complementarse con estrategias que enseñen a los niños a autorregular su uso, a diferenciar el ocio de la función académica y a comprender los riesgos de la hiper-conectividad. Así, más que prohibir, se trata de educar-nos para un uso consciente y seguro que favorezca la salud mental, el desarrollo integral y la equidad digital.
Dr. Eduardo Sandoval-Obando
Investigador Universidad Autónoma de Chile