Tras un período de desaceleración que comenzó en 2022 y se profundizó en los siguientes dos años, gatillado por un alza de las tasas de interés, mayor incertidumbre geopolítica y un desajuste en las valoraciones entre compradores y vendedores, el mercado latinoamericano de fusiones y adquisiciones (M&A) está comenzando a dar las primeras muestras de una recuperación.
Según TTR Data, hasta julio se habían llevado a cabo transacciones en la región que movilizaron USD 58.804 millones, cifra que representa un alza de un 24% en valor respecto a igual fecha del año anterior. Este avance se produce pese a una leve baja en el número total de operaciones.
En lo que va corrido del año los países más dinámicos en América Latina han sido Brasil, Chile y México. No obstante, en el caso chileno sigue predominando una situación de debilidad, observándose retrocesos tanto en la cantidad de transacciones como en los montos involucrados.
Fuerte caída interanual en Chile
De acuerdo con la información disponible, durante los primeros siete meses del año en Chile se registraron 186 operaciones de M&A. Ejemplos recientes incluyen la adquisición de Construmart por Oriental Yuhong (USD 123 millones), la entrada del IFC en Consorcio Financiero y diversos negocios en sectores como alimentos y hotelería.
Sin embargo, la cifra de transacciones es un 11% inferior a la del mismo mes de 2024 y, en cuanto a valor, se observa una caída interanual del 67% , con un total acumulado de USD 3.248 millones.
Eugenio Poblete, socio de Consultoría en Transacciones de Grant Thornton Chile, explica que estas variaciones en el mercado chileno responden a que el año pasado se concretaron operaciones de mayor tamaño -que no se han repetido en 2025-, junto con un entorno de financiamiento más exigente.
"Aun así, hay un repunte en private equity, con adquisiciones de activos y operaciones cross-border impulsadas por el interés sostenido de inversionistas de Norteamérica y Europa", acota.
Desafíos y perspectivas
El mercado global, en tanto, continúa marcado por los altos costos de financiamiento, las tensiones geopolíticas y un mayor escrutinio de las autoridades. Para Latinoamérica, esto implica procesos más selectivos y foco en sectores resilientes, como energía e infraestructura, mientras que en minería el interés se mantiene elevado, pero sujeto a los ciclos de los commodities y a nuevas exigencias normativas.
En Chile, a este panorama se suman algunos temas regulatorios que han influido en la confianza. Con todo, "el mercado se ha mantenido activo, pero con una clara brecha entre el número de transacciones y el valor movilizado, lo que podría ser un indicio de un menor tamaño promedio de los deals", señala Eugenio Poblete.
Agrega que el año avanza con un entorno de oportunidades selectivas, con el país manteniendo su atractivo, aunque supeditado a que los inversionistas combinen preparación estratégica con capacidad de ejecución en un escenario global complejo.