El temible megalodón no solo se alimentó de grandes mamíferos marinos

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Archivo - Megalodón,


Expertos de la Universidad Goethe de Frankfurt afirman que el megalodón, el mayor pez depredador de la historia de la Tierra, se alimentó de una gama de presas mucho más amplia de lo que se suponía.



Así se describe en un trabajo colaborativo, publicado en 'Earth and Planetary Science Letters' con científicos de Alemania, Francia, Austria y Estados Unidos. Los investigadores examinaron dientes fosilizados de megalodón, que son prácticamente todo lo que queda del pez cartilaginoso que le dio al tiburón su nombre, megalodón, que significa "diente grande".



MÁS LARGO QUE UN CAMIÓN DE REMOLQUE


Con una longitud de hasta 24 metros, el Otodus megalodon, era más largo que un camión con remolque y pesaba casi el doble. Sus mandíbulas albergaban dientes triangulares del tamaño de una mano, y su mordida tenía la fuerza de una prensa hidráulica industrial.



Nadó por los océanos del mundo entre 20 y 3 millones de años atrás, frecuentemente a la caza de presas para satisfacer una demanda calórica tan grande como su tamaño: según estimaciones, requería unas 100.000 kilocalorías diarias. La ciencia asumía ampliamente que la principal ingesta calórica del megalodon provenía de ballenas.



En este trabajo, Jeremy McCormack, de la Universidad Goethe de Frankfurt y su equipo extrajeron zinc de los dientes fósiles, un elemento presente en variantes atómicas (isótopos) de diferentes pesos. El zinc se ingiere con los alimentos, por lo que se almacena en músculos y órganos una menor cantidad del isótopo zinc-66, más pesado, que del zinc-64, más ligero.



En consecuencia, el tejido de los peces que se alimentan de peces absorbe significativamente menos zinc-66, y aquellos que, a su vez, los cazan para alimentarse absorben aún menos. Por ello, el Otodus megalodon y su pariente cercano, el Otodus chubutensis, presentaron la proporción más baja de zinc-66 a zinc-64 en la cima de la cadena alimentaria.



ESTUDIO DE ISÓTOPOS EN DIENTES


"Dado que desconocemos la proporción de los dos isótopos de zinc en la base de la pirámide alimenticia en ese momento, comparamos los dientes de varias especies de tiburones prehistóricas y actuales entre sí y con los de otras especies animales. Esto nos permitió obtener una idea de las relaciones depredador-presa hace 18 millones de años", explica McCormack en un comunicado. Los dientes gigantes que utilizaron para su estudio provenían principalmente de depósitos fósiles en Sigmaringen y Passau. Hace 18 millones de años, un estuario relativamente poco profundo, de menos de 200 metros de profundidad, fluía a lo largo de los Alpes, repleto de otras especies de tiburones junto con el megalodón.



McCormack detalla: "La dorada, que se alimentaba de mejillones, caracoles y crustáceos, constituía el nivel más bajo de la cadena alimentaria que estudiamos. Las especies de tiburones más pequeños, como los tiburones réquiem y ancestros de los cetáceos, delfines y ballenas actuales, ocupaban los siguientes puestos. Los tiburones más grandes, como los tiburones toro, se encontraban más arriba en la pirámide alimentaria, y en la cima se encontraban tiburones gigantes como Araloselachus cuspidatus y los tiburones Otodus, entre los que se encuentra el megalodón".



McCormack enfatiza, sin embargo, que los tiburones Otodus no pueden diferenciarse claramente de los niveles inferiores de la pirámide: "El megalodón era, sin duda, lo suficientemente flexible como para alimentarse de mamíferos marinos y peces grandes, tanto de la cima de la pirámide alimentaria como de los niveles inferiores, dependiendo de la disponibilidad".



Según McCormack, esto significa que es necesario revisar la idea de que los tiburones Otodus se centran en los mamíferos marinos para alimentarse: "Nuestro estudio tiende más bien a presentar al megalodón como un generalista ecológicamente versátil". Las comparaciones entre los fósiles de Sigmaringen y Passau, por ejemplo, mostraron que las criaturas de Passau se alimentaban más de presas de los niveles inferiores de la pirámide alimenticia, lo que también apunta a diferencias regionales en la distribución de las presas o a cambios en su disponibilidad en diferentes momentos.



El análisis de los dientes en función del contenido de zinc es un método muy nuevo, y McCormack está satisfecho con los resultados exhaustivos y coherentes que produjo no solo para las especies prehistóricas de tiburones y ballenas, sino también para los rinocerontes prehistóricos herbívoros e incluso para las especies de tiburones que existen en la actualidad. McCormack: "La determinación de las proporciones de isótopos de zinc en los dientes ha demostrado una vez más ser un instrumento valioso para las reconstrucciones paleoecológicas".



"Nos brinda información importante sobre cómo han cambiado las comunidades marinas a lo largo del tiempo geológico, pero lo que es más importante, el hecho de que incluso los 'supercarnívoros' no son inmunes a la extinción", agrega Kenshu Shimada, paleobiólogo de la Universidad DePaul en Chicago, EE. UU., y coautor del nuevo estudio. Estudios anteriores, incluido uno dirigido por McCormack, indicaron que, al menos en parte, el auge del gran tiburón blanco moderno es el culpable de la desaparición de Otodus megalodon.





europapress