97 años de desafíos Volvo: desde la seguridad a la electromovilidad

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Rodrigo Espinoza


A febrero de este año, las inscripciones de vehículos de cero y bajas emisiones habían experimentado un aumento del 16% en comparación a la misma fecha del año pasado. Este dato refleja el creciente interés en la industria, pero también destaca los desafíos que aún enfrentamos. En nuestro país, más de 25 marcas están ofreciendo modelos híbridos, híbridos enchufables o vehículos 100% eléctricos. Esta señal, combinada con la Estrategia Nacional de Electromovilidad, que busca que el 100% de los vehículos medianos y livianos, sean de cero emisiones para 2035, convierte nuestro 97º aniversario, en un momento oportuno para reflexionar sobre el futuro, donde la electromovilidad y la seguridad avanzan de la mano.


Desde nuestros inicios, Volvo Cars ha sido sinónimo de seguridad automotriz. Con la invención del cinturón de seguridad de tres puntos en 1959, marcamos un antes y un después que transformó a una industria completa. Sin embargo, el compromiso de Volvo va más allá: evolucionar en sintonía con la sociedad y sus necesidades. Por lo que a lo largo de los años hemos buscado las últimas tecnologías para lograr que nuestros modelos sean espacios de seguridad para conductores, ocupantes y todas las personas que conviven en la ciudad. Desarrollamos los primeros asientos para niños orientados en sentido contrario a la marcha; años después perfeccionamos nuestros modelos con los Airbags de Techo Lateral; innovamos con un Sistema de protección contra vuelcos (ROPS) y con el frenado autónomo City Safety, entre otros.


Al revisar la historia de Volvo en estos 97 años, también podemos ver que el compromiso de la compañía con la electromovilidad, tiene muchos años desarrollándose y permeando el ADN de la marca. El primer Volvo Eléctrico data de 1976, el Ebil, un pequeño auto, de líneas muy rectas. Hace casi 50 años, Volvo ya entendía que la producción sostenible de vehículos seguros y no contaminantes, era la prioridad.


Dada nuestra herencia y compromiso con este tema, nos preguntamos en este nuevo contexto si la adopción de vehículos eléctricos está intrínsecamente ligada a la seguridad vial. La respuesta es sí.


La próxima frontera en el camino de la electromovilidad es la integración de la seguridad, como un componente natural de esta revolución. Como marca hemos enfocado nuestros esfuerzos en desarrollar sistemas de gestión de baterías altamente avanzados, diseñados para ofrecer una protección excepcional en situaciones de colisión y garantizar la seguridad de nuestros vehículos eléctricos. Adicionalmente, empleamos sistemas de monitoreo que vigilan de forma constante la temperatura, el voltaje y otros parámetros de la batería, detectando cualquier anomalía y tomando medidas preventivas de ser necesario.


Pero esto no es solo cuestión de ingeniería. Nuestro estudio “Electromovilidad en Chile: Un zoom a la percepción del consumidor”, me lleva a destacar tres puntos que creo son fundamentales en este proceso: Primero, el desafío colectivo de educar. Es esencial comprender las particularidades de los vehículos eléctricos y cómo manejarlos de manera segura, especialmente en situaciones de emergencia. Como industria debemos tomar la responsabilidad de educar a los consumidores y proporcionar un servicio que vaya más allá de la venta y post venta.


Segundo, robustecer la red de carga a través de una infraestructura adecuada, que incluya estaciones de carga rápida y redes de soporte para vehículos eléctricos. Esto no solo implica inversión en tecnología, sino también en políticas públicas que promuevan la adopción de la electromovilidad y la seguridad vial de manera integral. Por ejemplo, la inversión en infraestructura de carga en Europa, es un ejemplo del camino correcto, con más de once proyectos financiados, entre privados y autoridades, para sistemas de carga dinámica en países como Alemania, Suecia, Italia, Francia y Noruega. Y tercero, fortalecer los incentivos económicos, mejorando el acceso y la venta desde precios más accesibles e incentivos tributarios.


El desafío que enfrentamos ahora es asegurar que esta transición hacia un futuro más limpio y seguro, sea inclusiva y equitativa. Debemos garantizar que nadie quede rezagado en este cambio de paradigma y que todos puedan disfrutar de los beneficios de una movilidad más segura, personal y sostenible. Solo a través de un enfoque integral y colaborativo podremos construir un mejor futuro.


Rodrigo Espinoza, 

Gerente de Volvo Car Chile

europapress