MADRID, 4 Dic. (EUROPA PRESS) - El Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Volker Turk, ha alertado este jueves sobre la posibilidad de una nueva "oleada de atrocidades" en Sudán ante el repunte de los combates en la región de Kordofán entre el Ejército y las paramilitares Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF), en el marco de la guerra desatada en abril de 2023 en el país africano, al tiempo que ha pedido evitar "otro El Fasher".
La oficina de Turk ha documentado al menos 269 civiles muertos a causa de bombardeos, ataques con artillería y ejecuciones sumarias desde el 25 de octubre, cuando las RSF se hicieron con la ciudad de Bara, en Kordofán Norte, si bien ha dicho que los cortes de Internet y las telecomunicaciones impiden documentar la extensión de la situación, por lo que se teme que la cifra de víctimas sea más alta.
Asimismo, hay informaciones sobre asesinatos en venganza, detenciones arbitrarias, secuestros, violencia sexual y reclutamiento forzoso, también de niños, mientras que muchos civiles habrían sido detenidos por "colaborar" con las partes enfrentadas, a lo que se suman las crecientes preocupaciones sobre el uso del discurso de odio, que podría alimentar un repunte de la violencia.
El 3 de noviembre, un ataque con dron por parte de las RSF alcanzó una tienda de campaña en El Obeid, Kordofán Norte, donde se habían reunido personas para un funeral, matando a 45 personas, mientras que el 29 de noviembre murieron al menos 48 personas, en su mayoría civiles, en un bombardeo del Ejército contra la ciudad de Kauda.
Los combates han puesto bajo un riesgo particularmente alto a las ciudades de Kadugli y Dilling, cercadas por las RSF y el Movimiento de Liberación del Pueblo de Sudán-Norte (SPML-N) --aliado de los paramilitares--, y El Obeid, parcialmente rodeado por las RSF. La oficina de Turk ha alertado de que ya se ha confirmado la hambruna en Kadugli, mientras que existe el riesgo de hambruna en Dilling.
"Es verdaderamente impactante ver cómo la historia se repite en Kordofán tan poco después de los terribles sucesos de El Fasher", ha dicho Turk, en referencia a las atrocidades perpetradas por las RSF en la capital de Darfur Norte tras hacerse con su control a finales de octubre. "La comunidad internacional se mantuvo unida en aquel momento, condenando rotundamente las brutales violaciones y la destrucción. No debemos permitir que Kordofán se convierta en otro El Fasher", ha dicho.
"No podemos permanecer en silencio ante otra catástrofe provocada por el hombre", ha dicho Turk. "Estos combates deben terminar de inmediato y la ayuda vital debe llegar a quienes se enfrentan a la hambruna", ha agregado, al tiempo que ha reclamado que se garantice la protección del personal humanitario y la restauración de los servicios de telecomunicaciones.
La intensificación de la violencia durante el último mes ha provocado además una nueva oleada de desplazamiento, con más de 45.000 personas huyendo de sus hogares en Kordofán. "El paso seguro para quienes huyen del horror del hambre, la muerte y la destrucción es esencial y un imperativo en materia de derechos humanos", ha recalcado Turk.
Por ello, ha reclamado a los países con influencia sobre las partes en conflicto que adopten medidas inmediatas para detener los combates y el flujo de armas que alimenta la guerra. "¿No hemos aprendido las lecciones del pasado? No podemos estar de brazos cruzados y permitir que más sudaneses sean víctimas de horribles violaciones de los Derechos Humanos. Debemos actuar y esta guerra tiene que terminar ya", ha apostillado.
La guerra civil de Sudán estalló a causa de las fuertes discrepancias en torno al proceso de integración del grupo paramilitar Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF) en el seno del Ejército, situación que provocó el descarrilamiento de la transición abierta tras el derrocamiento en 2019 del régimen de Omar Hasán al Bashir, ya dañado tras la asonada que derribó en 2021 al entonces primer ministro, Abdalá Hamdok.
El conflicto, marcado por la intervención de varios países en apoyo a las partes en guerra, ha sumido al país en una de las mayores crisis humanitarias a nivel mundial, con millones de desplazados y refugiados y ante la alarma internacional por la propagación de enfermedades y los daños sufridos por infraestructuras críticas, que impiden atender a cientos de miles de damnificados.