Con motivo del reciente “debate” de los candidatos a la Presidencia de la República, me permito destacar que de acuerdo a información pública del Servel, el padrón definitivo para las próximas Elecciones Presidencial y Parlamentarias es de 15.618.167 electores en territorio nacional y de 160.935 en el exterior, lo que da un total de 15.779.102 electores, de los cuales 885.940 personas son extranjeros.
Si se comparan estas cifras con el registro actual del Servel el total de número de militantes en partidos políticos asciende a 527.125, lo que equivalente a un 3,4% del padrón electoral.
Esta baja militancia, constituye una evidente falta de adhesión, participación e interés de la ciudadanía por todo el espectro político, que se manifiesta con más rigor en los sectores populares que han sido históricamente los más postergados por la clase política, si se considera que hace muy poco tuvo que suspenderse una importante sesión en la Cámara de Diputados por falta de quórum en circunstancias que su obligación es legislar y ahora, como es común, muchos de ellos aparecen como el “ave fénix” para colgarse de ciertos candidatos presidenciales justo en períodos de campañas y se entremezclan con otros militantes que consiguen para aplaudirse y subir a las redes sociales sus videos.
Respecto a este reciente debate presidencial, no me sorprende que haya sido calificado por la prensa como uno de los más fomes, ya que no tuvo ninguna novedad e incluso fue aburrido, además que estuvo mal organizado por el comité a cargo, ya que los periodistas hicieron gala de sus intervenciones y fue muy reducido el minuto de tiempo a los candidatos que difícilmente pudieron trasmitir a la ciudadanía sus ideas o promesas de campaña.
Lo que resulta inédito del debate presidencial ha sido que ninguno de los aspirantes a la moneda utilizó su escaso tiempo para marcas sus diferencias y las preguntas para interpelarse entre ellos fueron poco inteligentes, generando de esta forma una sensación típica de más de lo mismo, de ahí que la retribución que percibe la ciudadanía ha sido una reprobación generalizada, precisamente porque no hicieron ningún esfuerzo para reencantar a la inmensa mayoría de electores que ahora esperan más bien una segunda vuelta presidencial que contribuya a definir quién será el próximo(a) Presidente de la República, ya que difícilmente pueda cambiar el panorama actual en que las encuestas se juegan por un empate del tercer puesto.
Este flagelo del desinterés por lo público, tiene un trasfondo que se acrecienta cada vez más y que no es otro que la evidente crisis de la clase política, lo cual explica la pauperrima y escasa militancia de la ciudadanía de afiliarse a una bandera de un partido político, dejando en el pasado a los tradicionales partidos de derecha e izquierda, lo que hace necesario incluso modificar el sistema electoral que ha permitido la insurrección de una serie de partidos que tienen ningún futuro político.
A cuyo respecto, cabe preguntarse: ¿Significa esto que la baja militancia se ajusta solo a figuras ideales o típicas del pasado de aquel que concurre a un partido político para afiliarse a él, o hay racionalidades y lógicas subyacentes?
Para responder esta interrogante, ha de considerarse que -en los más jóvenes en general- la falta de interés y desencanto por lo público, es a causas de muchas carencias de tipo socio-económicas en que incide el aumento considerable de la percepción de inseguridad, dado el progresivo incremento de la delincuencia que se ha tomado las calles, si se advierte que por algo la gente no se atreve a salir de sus casas luego de pasadas las 21 horas.
Todo lo cual, para ir concluyendo estas ideas, son factores determinantes que permiten sostener sin lugar a dudas que Chile como país efectivamente cambió después de la tragedia del 18 de octubre y nos debemos reencantar con ciertas innovaciones tecnológicas como es la inteligencia artificial y chatgpt que hoy predomina en los más jóvenes para buscar respuesta rápidas no exenta de desaciertos, por lo que es de esperar que la magia del saber elegir a nuestras autoridades públicas permita limpiar el nublado parabrisas del actual espectro político esta alicaído.
Rafael Gómez Pinto
Ex Profesor de Derecho Comercial Universidad de Chile