​Impuesto a la renta negativo, en la carrera presidencial

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Cuando participé en los Diálogos para un Pacto Fiscal, organizados en abril de 2023 por el otrora ministro de Hacienda, don Mario Marcel, con el objetivo de preparar la reforma tributaria —que finalmente se redujo a unos proyectos de ley limitados—, se comentó la posibilidad de aplicar un “impuesto a la renta negativo”. Esta propuesta resultaba particularmente llamativa, considerando la diversidad de los participantes y el hecho de que algunos connotados economistas presentes rápidamente minimizaron la iniciativa.


Para mi sorpresa, encontré esta idea plasmada en dos de los programas de gobierno de los candidatos presidenciales. No mencionaré quiénes son para no hacer un “spoiler” y, a la vez, motivarlos a votar informados.


Este mecanismo fue propuesto formalmente por Milton Friedman en su libro “Capitalismo y Libertad”, desarrollado en “Libertad de Elegir” como también en otras publicaciones. Sin embargo, la idea no es completamente original: existen antecedentes en economistas del siglo XIX, como Agustín Cournot y Thomas Paine, y del siglo XX, como la británica Juliet Rhys-Williams, el keynesiano Abba P. Lerner y el amigo de Friedman, George Stigler. No obstante, es a Friedman —profesor de la Universidad de Chicago e inspirador de los “Chicago Boys”— a quien se le reconoce por formalizarlo como una herramienta para la redistribución del ingreso y la superación de la pobreza, bajo la convicción de que la sociedad capitalista requiere asistencia social y que corresponde al Estado garantizarla, aunque reconocía que este mecanismo era la “menos mala” de las alternativas disponibles.


En términos simples, este mecanismo consiste en otorgar a los trabajadores formales una cantidad de dinero que reciben directamente de la autoridad, calculada a partir de una tasa similar a la del impuesto a la renta, aplicada sobre la diferencia entre su sueldo y el monto mínimo de exención —en el caso chileno, un monto aproximado de 900 mil pesos. Lo fundamental es que se aplique a contribuyentes formales, de manera que sea administrado por el sistema tributario como un impuesto tradicional, pero a la inversa: el contribuyente no paga, sino que recibe dinero.


Friedman reconocía varias ventajas de este mecanismo: enfrenta directamente la pobreza, proporciona ayuda en efectivo, funciona fuera del mercado laboral (evitando perturbaciones en la fijación libre de salarios) y se reduce gradualmente a medida que aumenta el ingreso.


Sin embargo, su implementación y éxito requieren cambios estructurales significativos, ya que este beneficio debería ser la única ayuda social que reciban los contribuyentes de bajos ingresos, eliminando todos los demás subsidios.


¿Es aplicable este mecanismo en Chile? La respuesta es compleja: sí y no.


Sí, porque contamos con un sistema tributario relativamente ordenado, cultura de declaración de impuestos, empleadores habituados a determinar la carga tributaria y un sistema de fiscalización moderno con mecanismos eficientes. Además, es posible entregar el beneficio de forma dirigida, por ejemplo, mediante tarjetas que se recarguen mensualmente con el monto del impuesto negativo. Al aplicarse al mercado formal del trabajo, también podría incentivar a más personas a abandonar la informalidad e incorporarse al sistema laboral y previsional.


No, porque aproximadamente el 75% de los trabajadores se encuentra en el tramo exento. Esta realidad refleja la gran desigualdad salarial en nuestra economía y muestra que mecanismos concebidos para países con estructuras laborales y empresariales más robustas pueden resultar ineficaces en Chile. Además, dado que el impuesto negativo se financiaría con los contribuyentes que pagan tributos, la estructura sería compleja y podría generar desequilibrios, ya que un grupo minoritario financiaría indirectamente a la mayoría.


Por estas razones, debemos ser cautos ante las promesas de implementación, especialmente si se copian modelos de economías desarrolladas: es fundamental adaptarlas a nuestra realidad, considerando la magnitud de los beneficiarios y las implicancias prácticas para el sistema tributario y laboral.


Prof. Germán R. Pinto Perry

Director de Programas de Especialización Tributaria

Centro de Investigación y Estudios Tributarios NRC

Universidad de Santiago

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