VALÈNCIA 20 Ago. (EUROPA PRESS) - Un estudio de la Universidad Internacional de Valencia (VIU) ha analizado el efecto de la epigalocatequina -3- galato (EGCG), un compuesto bioactivo que se encuentra en el té verde, y ha demostrado que tiene un gran potencial terapéutico para tratar el trastorno del espectro alcohólico fetal (TEAF) y abre una puerta a nuevos ensayos clínicos para tratarlo.
El estudio, realizado en colaboración con el Hospital Sant Joan de Deu y el Hospital Clínic de Barcelona, ha evaluado diferentes patrones de consumo de alcohol en ratones, según ha informado la institución académica en un comunicado.
El consumo de alcohol en la etapa prenatal es una de las principales causas que conduce a trastornos del espectro alcohólico fetal. De hecho, un consumo excesivo, se relaciona directamente con el desarrollo de resultados adversos para la salud, como cáncer, eventos cardiovasculares, lesiones cerebrales y hepáticas, así como afecciones de salud mental como depresión o demencia. Según estudios realizados en Europa, hasta el 65,7% de las mujeres embarazadas beben alcohol de forma crónica u ocasional en algún momento del embarazo.
Al respecto, los investigadores Elisabet Navarro y Vicente Andreu Fernández han destacado que la EGCG "abre nuevos caminos para hacer frente a los efectos de la exposición prenatal al alcohol ya que es capaz de disminuir el estrés oxidativo y potenciar la recuperación de la plasticidad neuronal".
El estudio evalúa por primera vez en un modelo murino (en ratones), el efecto de diferentes patrones de consumo de alcohol durante el embarazo y cómo el tratamiento postnatal EGCG puede revertir déficits cognitivos y restablecer el nivel de biomarcadores relacionados con la plasticidad, maduración y proliferación neuronal.
"Actualmente tenemos en marcha un estudio clínico en niños diagnosticados de TEAF, donde queremos corroborar los efectos beneficiosos de la EGCG mediante pruebas neuropsicológicas", han señalado.
CANDIDATO TERAPÉUTICO
Los resultados de esta investigación confirman que "la epigalocatequina -3- galato (EGCG) del té verde, no sólo contrarresta el estrés oxidativo, sino que promueve la recuperación de redes neuronales críticas para la memoria y el aprendizaje" destaca la Dra. Elisabet Navarro Tapia, investigadora de VIU.
Estos resultados ayudan a comenzar ensayos clínicos en niños con trastornos del espectro alcohólico fetal (TEAF), y a la vez posiciona a este compuesto bioactivo del té verde, el EGCG, como candidato terapéutico para atenuar el daño neurológico inducido por el alcohol prenatal.
Además, los biomarcadores analizados e identificados abren una puerta como herramientas para el diagnóstico temprano de TEAF, ya que resulta complejo abarcar un espectro amplio de alteraciones y algunos de los signos no son fácilmente detectables, evaluables y clasificables.
El doctor Vicente Andreu Fernández, director de investigación de VIU concluye que "los resultados con EGCG son esperanzadores y podrían ayudar a mejorar la vida de estas personas diagnosticadas con TEAF", aunque ha recalcado: "la prevención mediante consumo cero sigue siendo esencial, ninguna cantidad de alcohol es segura".
RESULTADOS ESPERANZADORES
Uno de los experimentos que pusieron en práctica en su investigación fue el laberinto en T, dónde se medía la capacidad del ratón para recordar y alternar entre dos opciones. El resultado de la prueba mostró que los grupos con exposición prenatal al alcohol presentaron tasas de éxito de alrededor del 16% tras repetir el laberinto durante 4 días, por lo que evidenciaban así un déficit en su memoria. En cambio, los grupos tratados con EGCG, mejoraron progresivamente su memoria hasta alcanzar los valores del grupo control.
En cuanto a la memoria espacial, los ratones tratados con EGCG utilizaron el mismo tiempo en detectar la plataforma dentro de la piscina de Morris que el grupo control y también mostraron menor ansiedad en la realización de la prueba.
El tratamiento con EGCG aumentó los niveles de biomarcadores relacionados con plasticidad, maduración y diferenciación neuronal, presentándose como una molécula reguladora. Además, el antioxidante redujo la expresión de DYRK1A, una proteína implicada en disfunción cognitiva, facilitando una recuperación funcional de la plasticidad neuronal.
Sin embargo, los autores también observaron que las dosis altas de alcohol durante el embarazo provocan un daño más grave y estructural, con efectos persistentes y menos sensibles a la terapia con el antioxidante.
La metodología del estudio tuvo en cuenta la medición de biomarcadores, así como la capacidad motora, la memoria y el aprendizaje
Los investigadores analizaron en ratones el efecto en la descendencia de dos patrones de consumo de alcohol durante el embarazo, un consumo moderado y "de atracón". Se les administró a las crías el antioxidante EGCG durante dos meses tras el nacimiento y se evaluaron sus capacidades motoras, de memoria y de aprendizaje, analizando también biomarcadores relacionados con la plasticidad, maduración, diferenciación, proliferación neuronal y estrés oxidativo en sus cerebros.
"Observamos un aumento significativo de BDNF, NeuN, GFAP y MBP en el cerebro de los ratones expuestos a alcohol. Estas proteínas están relacionadas con la plasticidad, maduración, diferenciación y transporte neuronal, por lo que su aumento explicaría, en parte, la mejora en los resultados de las pruebas de comportamiento", explican los expertos de VIU, tras el análisis de los resultados de las pruebas.
Aquellos ratones que fueron expuestos al alcohol prenatalmente y no se les suministró el antioxidante presentaron una peor coordinación motora, a diferencia de aquellos que fueron tratados con EGCG. Los expertos vieron que el antioxidante logró revertir las deficiencias motoras inducidas por la exposición prenatal al alcohol, que consiguió alcanzar la misma puntuación que ratones no expuestos a alcohol.