En un desayuno convocado por la Fundación Refugio de Cristo en el Sporting de Viña del Mar, expertos en infancia y representantes de organizaciones sociales realizaron un crudo diagnóstico sobre el actual sistema de protección infantil en Chile, apuntando directamente a la ausencia de apoyo estatal real y sostenido.
El psicólogo y director de América Solidaria, Benito Baranda, afirmó que “el error del Estado ha sido tratar a las fundaciones como contratistas, y no como coayudadores”. Además, advirtió que el control excesivo ha impedido construir políticas efectivas, “lo importante son los niños, no quién tiene el poder. No puede ser que nos miren con sospecha”, enfatizó.
Por su parte, la psicóloga Teresa Izquierdo alertó sobre una crisis estructural, “solo en el último año se han cerrado 40 residencias en todo el país. Las nuevas exigencias piden más personal, pero el sistema no da abasto. Estamos sobrepasados”.
El capellán del Refugio de Cristo, padre Enrique Opaso, fue aún más categórico:
“Hemos cerrado hogares y nadie del gobierno ha preguntado cómo ayudar, nunca nos llamado para poder conversar, ¡Nunca!. Nos sentimos enemigos. El único amparo ha sido la sociedad civil”.
Desde la academia, la investigadora de la Pontificia Universidad Católica Isabel Cuevas subrayó el impacto de la negligencia estatal, “Los niños con trauma severo necesitan apoyo psicológico real. Invertir en su bienestar no es caridad, es justicia”.
El encuentro concluyó con un llamado urgente a reconstruir confianzas y a reconocer el rol irremplazable de las organizaciones que, desde hace décadas, cuidan a la infancia vulnerable en Chile.