Fernando García L., Presidente ASIMET

​Una mochila fiscal que frena el desarrollo

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Cartas al director

Sr. Director,


En Chile, el déficit fiscal se ha vuelto la norma: en 15 de los últimos 17 años el Estado ha gastado más de lo que recauda. No se trata de un error de un gobierno puntual, sino de un problema de Estado, y como todo hábito crónico tiene consecuencias que ya no se pueden seguir postergando.


La deuda pública alcanza hoy el 41,7% del PIB y se acerca peligrosamente al umbral prudente del 45% señalado por el Consejo Fiscal Autónomo (CFA). Solo este año, pagaremos US$4 mil millones en intereses, lo que equivale a la construcción de 14 hospitales. Es dinero que deja de invertirse en salud, educación o vivienda, y que representa una pesada carga para el desarrollo.


El crecimiento requiere estabilidad macroeconómica y un Estado que impulse la inversión y la competitividad. Pero con un gasto fiscal fuera de control aumenta la incertidumbre, sube el riesgo país y se reduce el espacio para apoyar al sector productivo, que es el primero en resentir estos efectos.


Si no se contiene el endeudamiento a través del control del gasto, inevitablemente se terminará ajustando por la vía del retraso en proyectos de inversión pública, afectando la calidad de vida de los ciudadanos e impactando el empleo, ya que muchas empresas dependen de estas obras para sostener su actividad.


Frente a esta realidad, las alternativas son claras: contener el gasto o aumentar los ingresos. Dado que estos últimos dependen de factores externos, lo urgente es mejorar la eficiencia del Estado. Así como las empresas deben ajustarse para sobrevivir, también el sector público debe actuar con responsabilidad.


Recortar el gasto es un ejercicio que puede ser doloroso, pero tal como dice el CFA, estamos en un punto de inflexión. Para el sector privado, la eficiencia no es una opción, es una necesidad, y lo mismo debería aplicarse al Estado. La consolidación fiscal no es una palabra técnica: es una señal de seriedad, de responsabilidad con el futuro, y de respeto por quienes sostienen la economía con su trabajo, innovación y emprendimiento. El gasto público debe estar al servicio del desarrollo, no del endeudamiento.


Chile no puede permitirse cruzar el punto de no retorno fiscal. La deuda pública no es solo una cifra: es una mochila que cargan las futuras generaciones, una limitación al crecimiento y un freno a la equidad. Hoy tenemos la oportunidad de actuar. Mañana, quizás, solo nos quede lamentar no haberlo hecho a tiempo.


Fernando García L., 

Presidente ASIMET

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