​Cómo los inversionistas están convirtiendo los datos de biodiversidad en decisiones de inversión

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VERCELLI

La biodiversidad es un tema cada vez más importante cuando se analiza el impacto tras la acción productiva de distintas empresas. El mundo, de hecho, está integrando el cuidado y protección de los ecosistemas en cada vez más estándares y frameworks, porque cada vez sabemos de manera más robusta que lo que afecta al capital natural que nos rodea, a la larga, genera consecuencias en muchas de nuestras actividades económicas (y viceversa). 


Los efectos financieros que puede generar la pérdida de la naturaleza son una amenaza real para múltiples sectores, incluidos la agricultura y la manufactura. Investigaciones recientes muestran que más de la mitad del PIB mundial depende de forma alta o moderada de la naturaleza. Es por eso que, como parte de una nueva tendencia, los inversionistas están utilizando datos de biodiversidad para tomar decisiones de inversión cada vez más informadas. 


Ahora, dentro de los factores en juego a la hora de decidir dónde invertir, se han sumado en el tiempo marcos y herramientas que miden la huella de la actividad económica en la biodiversidad. A futuro, se espera que más inversionistas y fondos de inversión consideren métricas en este sentido, como las de Nature Value at Risk, basadas en métodos tomados del análisis climático.


Para las empresas, esto tiene varias implicancias. Lo primero es reconocer que su desempeño en términos de biodiversidad y sostenibilidad puede afectar la percepción de los inversionistas, el acceso a capital y por ende, la sostenibilidad del negocio en el largo plazo. El vínculo entre los impactos en biodiversidad y el costo del financiamiento al que accede una compañía es crecientemente nítido y se refleja en riesgos y tasas.


Hoy el vínculo entre economía y naturaleza es mucho más evidente, y por eso el crecimiento debe avanzar alineado con el cuidado de los ecosistemas y los recursos naturales. Iniciativas globales como Task Force on Nature-related Financial Disclosures (TNFD), que proporciona un marco para que el sector privado y las instituciones financieras reporten sobre sus impactos de la naturaleza, y cuenten con recomendaciones para trabajar sobre sus riesgos e impactos, son una muestra de esa dependencia, y también una oportunidad para transformarla en valor. 


Sabemos que la intervención humana en la naturaleza genera consecuencias negativas y, por lo tanto, debemos basarnos en la ciencia y en los mercados para encontrar soluciones. El objetivo final, tal como ocurrió antes con el clima, es medir, desarrollar frameworks y avanzar hacia regulaciones sobre este ámbito. Pero desde ya se puede trabajar en la materia, suponiendo que cada empresa entienda y se anticipe a lo que dentro de poco será exigencia legal.


La biodiversidad ya no es un tema marginal ni un simple indicador ambiental, es una nueva frontera del riesgo y la buena gestión corporativa. Comprenderla, integrarla y gestionarla estratégicamente es asegurar la competitividad y legitimidad del negocio en un mundo que no puede permitirse seguir tirando por la borda su capital natural.


Daniel Vercelli Baladrón 

Socio y Managing Partner de la consultora Manuia, director de empresas.

europapress