​Alza del Tono Europeo. Un Paso más Cerca de la Recesión Global

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Hace un par de meses podíamos pensar que 2025 sería un año tranquilo. Señales había y esperanza también. Hablemos de la esperanza, porque a esta altura es lo que al parecer va quedando. Hemos sobrellevado unos años anteriores terribles, con una gran cantidad de pérdidas humanas, con enfermedades psiquiátricas de arrastre, inestabilidad social, necesidades sociales que continúan insatisfechas, polarización política, en fin, no queda tiempo para continuar con este largo etcétera.


Entonces, 2025 se veía como un año no especialmente positivo, pero al menos podría marcar el término de los años anteriores. Así, queríamos creer con ingenuidad que los malos recuerdos se irían lentamente. Empezaríamos a olvidar de a poco la pandemia, las guerras, la inflación persistente, el estancamiento y los períodos de recesión en algunas latitudes del mundo.  


Recuerdo la invitación a Radio USACH y Santiago TV en 2024 donde conversando con los siempre agradables y cultos, Alejandro Guillier y Daniela Figueroa, analizamos lo afirmado por el Banco Mundial. Los riesgos de una recesión mundial en 2024 eran menores puesto que la economía estadounidense superó las expectativas. Ello no obstante los inconvenientes de otros miembros del G7.

Al parecer, ya nos habíamos salvado de una potencial recesión, pero la realidad supera a la ficción. Los últimos días de Guerra Comercial nos encuentran con amenazas de aranceles del 125%.


La reciente aprobación de la Unión Europea (UE) de imponer aranceles a productos de Estados Unidos por un valor de 21.000 millones de euros marca un punto de difícil retorno en la guerra comercial iniciada por la administración Trump. La medida, que se aplicará en tres fases, tiene un impacto directo en una amplia gama de productos, desde alimentos hasta artículos industriales y de consumo, como huevos, papel higiénico, acero, aluminio, textiles, cosméticos y videojuegos.


Este intercambio de aranceles, lejos de disminuir, podría ser el preludio de una intensificación de las tensiones comerciales globales. No se aprecia que China ni Estados Unidos den señales de búsqueda de paz y Europa continúa la misma senda.


A medida que la UE reacciona con una lista de contramedidas, nos adentramos en un territorio cada vez más complicado en términos económicos, donde las fricciones comerciales podrían desencadenar un efecto dominó que afecte a mercados globales. El tono del conflicto se está elevando, lo que aumenta el riesgo de una recesión mundial. La guerra comercial entre las dos economías más grandes del mundo, Estados Unidos y China, ya había puesto a prueba los cimientos de la economía global. Ahora, la UE se ve obligada a tomar medidas enérgicas para defender sus intereses comerciales. Si la administración estadounidense no busca una resolución negociada, las tensiones pueden seguir creciendo.


Las consecuencias de esta escalada se sienten en varios niveles. A corto plazo, los aranceles propuestos afectarán tanto a los consumidores europeos como estadounidenses. Con productos esenciales y de uso diario en la lista de aranceles, desde huevos hasta cosméticos, el costo de vida podría aumentar en Europa. Al mismo tiempo, los exportadores estadounidenses también enfrentarán barreras más altas para acceder al mercado europeo. Esta es una de las ironías de las guerras comerciales: las políticas proteccionistas, aunque diseñadas para proteger a los productores nacionales, acaban perjudicando a los consumidores con precios más altos y menor diversidad de productos.


Recordemos que, en escenarios recesivos, es probable que los mercados bursátiles sufran el impacto como ha ocurrido en los últimos días y que disminuyan posteriormente la confianza y el gasto de los consumidores. En esa etapa estamos, ¿Qué es lo que viene? Aumentan los despidos, es decir, es cuando la crisis llega a la economía real.


Además, los países en vías de desarrollo como Chile, que dependen de las exportaciones para generar crecimiento económico, podrían verse atrapados en este conflicto de mayores proporciones. Aunque Europa se muestra dispuesta al diálogo, el hecho de que el gobierno de Estados Unidos haya adoptado una postura intransigente en varios frentes podría dificultar una resolución rápida.


Por lo tanto, la clave de esta situación será el diálogo y las soluciones negociadas. Si bien la UE ha sido clara al señalar que las medidas pueden suspenderse si Estados Unidos accede a un acuerdo justo, la política de “más aranceles” de Washington corre el riesgo de poner aún más en peligro el frágil equilibrio económico global. Como se destacó en el voto en contra de Hungría, estos aranceles pueden ser contraproducentes y solo empeorar una economía que ya atraviesa dificultades.


Nos encontramos en una etapa crítica. Las decisiones tomadas en los próximos meses, tanto a nivel europeo como estadounidense, podrían definir si logramos sortear esta crisis sin caer en una recesión global profunda. Si bien es comprensible que las naciones protejan sus intereses, es crucial encontrar formas de minimizar los daños a largo plazo mediante soluciones diplomáticas. La historia económica reciente muestra que las guerras comerciales no favorecen a nadie. Es tiempo de pensar en la estabilidad global, más allá de las políticas nacionales, para asegurar el crecimiento económico mundial y evitar un colapso mayor.


René Fernández Montt

europapress