​¿Vamos en serio en IA?

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Alfredo barriga 2

Este jueves 27 me encontré con dos artículos respecto del uso de IA por parte de las empresas chilenas. Uno en El Mercurio, en el que da los resultados de una encuesta acerca de intenciones de inversión en IA. Y otro en Mc Kinsey, en el cual entrevistan a tres altos ejecutivos de SQM sobre la implementación de “lean management” y el uso de tecnología digitales y de IA para mejorar la productividad y rentabilidad de la empresa.


Por fin me encuentro ante un caso chileno de éxito en el uso de tecnología y de IA, y no puedo más que extenderles mis más sinceras felicitaciones. Una primera lección es que los resultados en este tipo de proyectos no se ven en el corto plazo. SQM comenzó esta singular andadura hace 10 años. Partió como un proyecto de lean management que se transformó en un proyecto de cambio cultural, que incluyó tecnologías digitales como herramienta para conseguir mejoras significativas en productividad. Y los resultados están a la vista, aunque no me asombran, ya que esos son los que se deben esperar cuando se hacen las cosas bien y por su orden: estrategia, cambio, tecnología.


Según el artículo de Mc Kinsey, un conocimiento operativo profundo significa que las tecnologías avanzadas logran más, elevando el estándar de excelencia operativa. Producto de ello, los stocks se redujeron en un 45%, los costos de energía por tonelada de producto en un 25%, los incidentes de seguridad en un 67%, el consumo de materias primas en un 37%, y el consumo de energía en un 37%. A su vez, la calidad del litio se incrementó en un 48%, la producción de nitrato en un 66%, y la producción de litio en un 355%. Resaltan el uso de analítica avanzada e IA, que les permiten optimizar los procesos. Dicen que los modelos de IA basados en datos consideran la variabilidad potencial del mineral, el agua que utilizan y el proceso de lixiviación, todo ello funcionando en paralelo con las operaciones de la planta. Estas tecnologías pueden detectar patrones que antes no se hubieran podido observar, y optimizar procesos complejos con múltiples variables, además de entregar predicciones más acertadas acerca del futuro.


La encuesta, por su parte, da buena cuenta de la realidad en el uso de IA por parte de las empresas en Chile. En primer lugar, resalta que hay un foco en la IA generativa, lo cual está aún lejos de las aplicaciones como las descritas para SQM. Y aún así, un 72% de las empresas están solo en las primeras fases de adopción, aunque el 90% considera que el impacto será “revolucionario”. De ese 72%, hay un 43% que está haciendo las “implementaciones iniciales” y más del 28% está en etapa de “exploración”. Solo un 9% está en implementación avanzada y un 6% se considera así mismo líder en adopción.


La encuesta revela que hay interés por el tema, aunque fundamentalmente por lo que “está de moda”, es decir, la IA generativa, que no es la que produjo los resultados comentados en SQM. En cualquier caso, si los proyectos que salgan de allí son para automatización de tareas, y si son liderados por los mismos trabajadores (como comenté en mi columna de la semana anterior), el impacto será efectivamente “revolucionario”. Pero sería de desear que, una vez puestos a entrarle a la IA, las empresas apuntaran a ser empresas “data driven”, porque es allí, más que en la IA generativa, donde se encuentra las mayores bolsas de valor como las que ha encontrado SQM.


Más que desarrollar proyectos puntuales, lo correcto es plantearse una estrategia de datos y analítica, y desde allí ver cuáles son las bolsas de valor que existen, que se pueden materializar mediante un portfolio de proyectos de IA. Por eso Mc Kinsey resaltó el caso de SQM. Ojalá haya más empresas chilenas que llamen la atención de la consultora estratégica más conocida del mundo.


Alfredo Barriga,

Profesor UDP

europapress