La sucesión de liderazgo en las grandes corporaciones ha dejado de ser un tema reservado para salas cerradas de consejos directivos. Hoy, es un debate crucial que involucra a ejecutivos, empleados, inversionistas y clientes. Casos como el de Disney, con la reciente extensión del mandato de Bob Iger, nos recuerdan que la elección de un CEO tiene repercusiones más allá de la empresa.
En un mundo donde la tecnología avanza rápidamente y la sostenibilidad es innegociable, las organizaciones deben pensar en el futuro de sus liderazgos. Identificar al sucesor adecuado no es sencillo: muchas veces el talento requerido no está dentro de la empresa, lo que obliga a buscar externamente, con los desafíos de adaptación cultural que esto implica.
El riesgo de una mala elección es alto. Una transición mal gestionada puede generar incertidumbre y afectar los resultados financieros. Por ello, la planificación de la sucesión debe ser un proceso estratégico y continuo, no una decisión de último minuto.
Mientras la industria tecnológica enfrenta despidos masivos, la equidad salarial cobra relevancia. En 2024, Bob Iger de Disney recibió un aumento del 30% en su compensación anual, alcanzando 41,1 millones de dólares. Esto abre el debate sobre la justicia en las remuneraciones: ¿Es justo que los beneficios se concentren en la cúpula directiva mientras se aplican medidas de austeridad en otros niveles?
La respuesta empresarial debe ser la transparencia. En un entorno donde consumidores y empleados exigen coherencia entre valores y decisiones, las empresas deben justificar sus políticas salariales y de sucesión con claridad. La opacidad puede dañar la confianza y la reputación corporativa.
El caso de Disney no es aislado. Empresas de todo el mundo deben equilibrar liderazgo y expectativas sociales en torno a equidad, inclusión y sostenibilidad. La sucesión de un líder y la distribución de recursos deben considerarse no solo decisiones internas, sino actos públicos que reflejan el compromiso corporativo.
La transparencia no es solo una exigencia externa; es una herramienta de gestión interna. La forma en que una organización maneja sus transiciones de liderazgo impacta directamente en su reputación y futuro.
Las empresas que alineen su liderazgo con valores de sostenibilidad, inclusión y justicia salarial mantendrán la confianza de sus stakeholders. Aquellas que no se adapten enfrentarán cuestionamientos constantes que podrían poner en peligro su posición en el mercado. La sucesión de liderazgo y la transparencia no son solo retos empresariales, sino oportunidades para redefinir el liderazgo en el siglo XXI.
Constanza Ossa
Socia y Gerenta General de Krebs Consulting