​Alto al Fuego entre Israel y Hamas: ¿el arribo de la paz o solo una pausa en las operaciones?

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Leonardo Quijarro2


Después de meses de negociaciones, el miércoles 15 recién pasado, Israel y el grupo islámico de Hamas alcanzaron un acuerdo de Alto al Fuego de las acciones militares que se desarrollan en los territorios de la Franja de Gaza.


Este acuerdo, el que consideró varias fases, tiene como esencia, por parte de Israel, recuperar los rehenes que aún se encuentra en manos de Hamas y, por parte del grupo islámico, la liberación de un número significativo de prisioneros retenidos en las cárceles de Israel como también, el posibilitar el ingreso de ayuda de diversa índole al territorio de la franja de Gaza. La primera de estas fases consideró la liberación de 33 rehenes y el retorno de cerca de 1.900 prisioneros palestinos siguiendo a ésta las dos fases siguientes en los términos pactados; sin embargo, la presente semana hemos presenciado cómo Hamas puso en duda la liberación de los rehenes correspondientes a la fase en ejecución debido a, de acuerdo a sus declaraciones, incumplimientos de la parte israelí en lo relativo a la continuidad del acceso a territorio gazatí de la ayuda comprometida en la cantidad esperada Este hecho por si solo ya ha puesto en riesgo la continuidad del proceso.


A pesar que en el ámbito de los conflictos y de este en particular, haber alcanzado este acuerdo es un avance significativo, cabe la duda preguntarse si la paloma de la paz se visualiza en el horizonte. Estimo que, para responder esta inquietud, el horizonte aparece al menos brumoso.


A la situación de cuestionamientos señalada en los párrafos precedentes podríamos agregar algunas otras razones que apoyan la reflexión anterior aparecen de inmediato al recordar los objetivos planteados por las partes al inicio del conflicto y los efectos que sus acciones han acarreado.


Por parte de Hamas, este busca erradicar la existencia del Estado de Israel de Oriente Medio, por lo que todas sus acciones siempre han estado orientadas a este fin, expresándose en el mayor nivel de violencia con los ataques del 7 de octubre de 2023. Consecuencia de lo anterior es que el Estado de Israel le declaró la guerra, siendo su objetivo el rescatar a los rehenes capturados por Hamas y eliminar la capacidad militar y política de este grupo en los territorios de la Franja de Gaza. Como se puede apreciar, los objetivos de ambas partes tienen una amplitud y profundidad que los hacen difícilmente alcanzables, al menos en su totalidad. La parcialidad de los acuerdos alcanzados hace prever que siempre quedarán aspectos sin resolver, en particular aquellos que buscan resultados más de fondo y que dicen relación con la definición de los territorios.


Al escenario antes indicado se deben agregar los actores que se unieron al conflicto y cuyas acciones han traído consecuencia generando nuevas fuentes de fricción como son las acciones de los rebeldes hutis en Yemen y el mar Rojo, las que se mantienen a la fecha obligando a una fuerza naval europea y otra combinada liderada por Estados Unidos a estar presente en el área, resguardando el tráfico marítimo y actuando sobre territorio yemení para neutralizar la amenaza de estos rebeldes.


Por otra parte, está el hecho de cómo las acciones del grupo islámico Hezbollah generaron un nuevo conflicto que a la fecha mantiene fricciones en territorios del sur del Líbano, arrastrando a este país, que ya tiene conflictos internos a una situación compleja, aún sin resolver.


La caída del régimen de Bashar Al-Assad en Siria, sin tener una relación directa con lo que ocurre en la Franja de Gaza, si genera alguna implicancia por los desequilibrios de poder que trae a esta convulsionada región. La interacción de potencias extranjeras como son Estados Unidos, Rusia, Turquía e Irán, apoyando de uno y otro lado a las diferentes facciones que se disputan el control total de esa nación agregan una cuota no despreciable de inestabilidad.


Finalmente, no se puede obviar en estas reflexiones a Irán, que progresivamente aumentó su involucramiento en el conflicto, pasando del apoyo indirecto a acciones directas contra Israel, que tuvo réplicas por parte de este último y cuyas disputas se mantienen abiertas. No se puede desconocer el acercamiento cada vez mayor entre Irán y Rusia, en un intercambio militar creciente que, la semana pasada habría dado un nuevo paso al confirmarse el traspaso de aeronaves Sukhoi Su-35 a Irán para generar un avance significativo en su vetusta fuerza aérea, principal debilidad ante la amenaza israelí.


Lo anteriormente descrito da cuenta que, a pesar de todos los esfuerzos, Oriente Medio debe resolver múltiples fricciones, lamentablemente todas relacionadas de alguna forma entre sí, para poder pensar que la ansiada paz se asiente con algún grado de estabilidad.


Como hemos señalado en más de alguna columna anterior, todos estos conflictos tienen el potencial de afectar nuestra economía considerando llevan a una situación de frágil equilibrio a una región de la cual dependemos significativamente para nuestro abastecimiento de combustibles y cuyo precio impacta en nuestro costo de vida.


Leonardo Quijarro S.

Profesor Residente Academia de Guerra Naval

Docente Investigador del Centro de Estudios Navales y Marítimos (CENAM)

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