El comercio juega un papel vital en la vida urbana. No solo proporciona bienes y servicios esenciales a la comunidad, sino que también actúa como un catalizador para la interacción social y el desarrollo cultural. En este sentido, las políticas de revitalización urbana deben centrarse en fortalecer el comercio local, especialmente en aquellos barrios que han sido históricamente desatendidos. Fomentar la creación de mercados, ferias y tiendas de proximidad puede impulsar el comercio minorista local, generando empleo y atrayendo inversiones.
La revitalización de los espacios urbanos se manifiesta a través de diversas intervenciones, tales como la rehabilitación de infraestructuras, la creación de espacios públicos agradables y seguros, y la promoción de actividades culturales. Al potenciar el comercio dentro de estas iniciativas, se crea un entorno propicio para el desarrollo económico sostenible. Por ejemplo, la mejora de las fachadas de los comercios, la instalación de mobiliario urbano atractivo y la creación de zonas peatonales pueden incrementar el flujo de visitantes, aumentando las ventas y mejorando la viabilidad de los negocios locales.
La revitalización urbana no solo impacta en la economía local, sino también en la calidad de vida de los ciudadanos. Un espacio urbano revitalizado se traduce en una mayor cohesión social, ya que fomenta la participación de la comunidad respecto de su entorno. Las actividades comerciales generan dinámicas que invitan a la colaboración, generando empleos indirectos y potenciando así el sentido de pertenencia entre los residentes.
Sin embargo, la interrelación entre comercio, revitalización y desarrollo económico también plantea ciertos retos. Es crucial evitar el fenómeno de la gentrificación, donde la llegada de nuevas inversiones y negocios puede desplazar a la población o al comercio local, afectando negativamente sus posibilidades de elección de bienes y el acceso a servicios y recursos. Por ello, es vital que las estrategias de revitalización incluyan mecanismos de participación ciudadana efectiva y de regulación que aseguren que los beneficios del desarrollo se distribuyan equitativamente entre todos los habitantes.
El comercio es un pilar fundamental en la revitalización de los espacios urbanos y el desarrollo económico. Una planificación urbana que incorpore las propuestas por la comunidad respecto de sus necesidades de provisión por bienes y servicios, públicos y privados, permitirán generar entornos urbanos dinámicos que no solo fomenten la actividad comercial, sino que enriquezcan la vida de sus ciudadanos y mejoren su calidad de vida, evitando difíciles y largos desplazamientos. La sinergia entre estos elementos es esencial para construir ciudades más inclusivas, resilientes y prósperas. Ante la cercanía de las próximas elecciones municipales de alcaldes y concejales, debiéramos preguntar a los candidatos sobre su visión y compromiso integral con nuestras comunas y no decidir en base a slogan simplistas o frases estandarizadas que poco dicen sobre el modelo de desarrollo de nuestros barrios, ciudades y comunas.
Américo Ibarra Lara
Director Observatorio en Política Pública del Territorio
Facultad de Arquitectura y Ambiente Construido
Universidad de Santiago de Chile