Chile y la reunificación de China: principios, intereses e historia

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Hugo Harvey

La reciente reafirmación del presidente chino, Xi Jinping, sobre la "reunificación" con Taiwán como un destino inevitable, genera tensiones mundiales y regionales. En un mundo afectado por los conflictos en Ucrania y Medio Oriente, esta no es una declaración lejana para Chile, ya que podría imponer una encrucijada para nuestra política exterior.


Si Xi materializa sus intenciones y pone en práctica sus ejercicios militares, aunque nuestro país no reconozca la independencia de Taiwán, debería defender los derechos humanos de su pueblo. Compleja tarea, si se considera que China es nuestro principal socio comercial, que ha incrementado sus inversiones en infraestructura crítica, energía y minería, y ha demostrado su determinación política para retirar proyectos estratégicos si no cumple con sus expectativas.


Sin embargo, las presiones podrían provenir desde EE.UU., especialmente por las elecciones de este año, porque el alicaído Biden podría endurecer su política exterior en búsqueda de más votos y en 2025 estar Trump en el poder.


Independiente de dónde provengan las presiones, resulta necesario retrotraer la mirada a nuestro pasado. En 2003, Ricardo Lagos se encontró ante un dilema similar cuando Bush le solicitó respaldar la invasión a Irak. El "no" de Lagos en medio de las negociaciones por el TLC, afirmó la independencia de Chile en el escenario mundial, demostrando que las decisiones de política exterior no deben ser dictadas por agentes foráneos y que los principios a veces deben prevalecer por sobre los intereses.


El caso de Frei Montalva en 1965 ofrece un recordatorio más elocuente de la postura firme de Chile frente a las superpotencias. Nuestro país enfrentó la presión de EE.UU. para apoyar su intervención en República Dominicana, sin embargo, Frei siempre rechazó las exigencias, subrayando: "Podrán ganar una isla, pero perderán un continente". Pero no solo eso, además llamó a Reunión de Consulta en la OEA para denunciar los hechos, donde destacó en su rol el embajador Alejandro Magnet.


Estos episodios, más que las teorías anglosajonas, brindan mayores luces sobre cómo transitar en tiempos complejos. En la era contemporánea, donde las superpotencias nuevamente expanden sus esferas de influencia, Chile debería respirar hondo y mantener su postura no alineada. La dependencia económica con China es indiscutible, pero también lo es la afinidad histórica, cultural y militar con EE.UU.


Las decisiones de Chile en estos dilemas nunca han sido fáciles. Sin embargo, nuestra propia historia internacional nos señala que, en momentos de crisis y desafíos, los principios, la autodeterminación y la soberanía son pilares de nuestras relaciones exteriores.



Hugo Harvey, Doctor en Estudios Internacionales y académico investigador de Universidad de Las Américas

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