Un premio nobel de economía para el presidente Milei

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Pinochet


Resulta fácil concluir que Javier Milei, Presidente de la Nación Argentina debería ser nominado al Premio Nobel de Economía y obtenerlo. El Premio Nobel es un galardón internacional que se otorga cada año para reconocer a personas o instituciones que hayan llevado a cabo investigaciones, descubrimientos o contribuciones notables a la humanidad en el año anterior o en el transcurso de sus actividades.


Los méritos que Milei tiene para esto son muchísimos. Se trata de un candidato que, elegido con una mayoría absoluta en las elecciones presidenciales, logró que la sociedad entendiera que principal problema económico de Argentina es el déficit fiscal. En palabras sencillas que no se puede seguir gastando más dinero de lo que el Estado recauda. La frase “no hay plata”, para explicar el mayor desastre económico en la historia de Argentina, se ha tomado las redes sociales y han permitido la comprensión de la población de este fenómeno.


Con varias alusiones, en sus discursos y entrevistas al caso de Chile, -el cual sin duda es una clase de economía abierta al mundo, ya que la inflación en este país en 1973 bordeaba el 1.000% anual en los casi mil días de Gobierno de Allende- sus profundos conocimientos de la economía le hicieron probablemente  sacar claras conclusiones de este caso.


Además, Milei tiene una clara compresión de las causas de los problemas económicos de su país, distinguiendo lúcidamente que el déficit fiscal es un problema distinto al que causa la permanente devaluación del peso argentino frente al dólar.


Sus acertadas calificaciones a los perjudiciales efectos de las políticas keynesianas en ese país –impulsadas aun durante el Gobierno de Macri- constituye otro gran aporte a la economía en el mundo.


Las primeras medidas que adoptó Milei a través de un DNU o Decreto de necesidad y urgencia –equiparable a nuestros DFL que son normas jurídicas de rango legal, dictadas por el Presidente de la República en virtud de una autorización que le es conferida (previamente en el caso de Chile) por el Congreso Nacional a través de una ley, en aquellas materias que establece la Constitución- no sólo demuestran con nitidez su entendimiento de cómo funciona una economía de mercado, único sistema reconocido científicamente como capaz de sacar a cualquier país de la pobreza y, además, ser el principal sustento de la democracia, sino que constituye a la vez un freno a la corrupción, grave problema endémico que se apoderó del sistema político y económico en Argentina desde hace décadas.


Este es uno de sus principales méritos para acceder al Nobel de Economía. Promover medidas económicas que no sólo le permitan restablecer la arruinada economía a un país riquísimo en recursos naturales y humanos -pero con el 60 por ciento de sus habitantes viviendo en la pobreza- sino que a la vez erradicar, paulatinamente, la lacra de la corrupción en ese país.


Revisemos rápidamente algunas de sus medidas. No se renovarán los contratos laborales del estado que tengan menos de un año de vigencia una práctica habitual en la política esta de incorporar miles de familiares y amigos antes de un cambio de gobierno para mantener sus privilegios. Este es el conocido botín electoral que existe también en Chile –aunque la versión moderna acá son los subsidios a las falsas fundaciones y corporaciones.


En seguida, se decretó la suspensión de la planta de empleados públicos. Sólo durante el año 2023 entre presidencia y los ministerios se gastaron 34,000 millones de pesos. Conforme la ley de ministerios decretada por el Presidente Milei los ministerios se reducirán de 18 a 9 y las secretarías de 106 a 54.


El Estado nacional no va a licitar más obra pública nueva y va a cancelar las licitaciones aprobadas cuyo desarrollo aún no haya comenzado. Todos saben que estos dineros muchas veces terminan los bolsillos de los políticos y empresarios corruptos –caso cuadernos de las coimas. Las obras de infraestructura en Argentina serán realizadas por el sector privado ya que el Estado no cuenta con recursos ni financiamiento para llevarlas a cabo. Acá se está mirando nuevamente el modelo chileno.


También se van a reducir los subsidios a la energía y al transporte ya que hoy el Estado sostiene artificialmente precios bajísimos en tarifas energéticas y de transporte a través de subsidios. Los gobiernos de turno siempre lo han hecho porque de esa forma consiguen engañar a la gente haciéndoles creer que les ponen plata en el bolsillo. Estos subsidios, además, son causa principal de la inflación.


Para que el costo de las medidas lo pague el Estado y no las personas, se mantendrán los planes para potenciar trabajo de acuerdo a lo establecido en el presupuesto del año 2023 y, más importante, se fortalecerán las políticas sociales que son recibidas directamente por quienes las necesitan, pero ahora sin intermediarios –si8endo estos otra arista de corrupción permanente- como la asignación universal por hijo y la “tarjeta alimentar”, que es un subsidio destinado a la compra de alimentos.


Finalmente, en esta apretada síntesis cabe señalar que se anunció el término de los controles de precios y se procedió a la devaluación del peso argentino, sincerando el tipo de cambio oficial. De esta forma se termina con esta burbuja cambiaria que tanto daño hacía a los sectores productivos al no tener los incentivos adecuados para aumentar su producción. Esto se acompañará de un aumento provisorio del impuesto país a las importaciones y a las retenciones de las exportaciones no agropecuarias. De esta forma se logra beneficiar a los exportadores con un mejor precio e igualando equipar la carga fiscal para todos los sectores productivos.


Estas medidas –explicadas muy sucintamente- son la partida para que Argentina vuelva a ser el gran país que hace 100 años el mundo entero tanto admiraba.



Francisco José Pinochet Cantwell

Doctor en Derecho

Universidad Nacional de Rosario, Argentina

LL.M California Western School of Law

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