Frustración constitucional

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Luis Riveros

Levanta preocupación la información que emana de diversas encuestas respecto del vigente proceso constitucional. En efecto, una alta proporción de personas manifiesta no estar interesada en el proceso mismo, mientras que más de la mitad de los encuestados revela que está dispuesta a rechazar el texto que se proponga. Esto no es un buen escenario para un proceso que se ha extendido bastante en el tiempo, y que se inició, de hecho, a partir de las protestas del año 2019. En esa ocasión, la decisión política, sustentada por casi todos los partidos, fue que era necesario iniciar un proceso de redacción de una nueva constitución para Chile. A partir de entonces, el proceso se ha extendido significativamente en el tiempo. La primera etapa, radicada en la Convención Constitucional, terminó de una manera más bien trágica: el proyecto fue rechazado por una amplia mayoría ciudadana porque se estimó que constituía un intento de refundación de la nación chilena así excediendo los términos consultados para su trabajo. La segunda etapa, radicada ahora en el Consejo Constitucional, está trabajando sobre la base de ciertos “bordes” propuestos por una comisión designada por el parlamento, modificándolos en consonancia con el mandato que deriva de su elección popular. El eventual rechazo de esta nueva propuesta sumergirá al país en una severa frustración, y llevará a adoptar la Constitución promulgada el año 2005 como la que seguirá rigiendo nuestros destinos como nación. Y posiblemente esto abra nuevos procesos que continuarán en pos de una cierta reforma constitucional, incluyendo la revisión del texto vigente por parte del propio Congreso Nacional.


La posibilidad del rechazo se fundamenta en dos cuestiones que vale la pena analizar. La primera es que el proceso en curso, como tal, se observa como una decisión adoptada por los partidos políticos, y que resultaría alejada de los intereses de la ciudadanía. Esto lo ponen de relieve múltiples encuestas que señalan las demandas de la ciudadanía, entre las cuales se menciona el tema constitucional como una prioridad bastante débil frente a delincuencia, inmigración ilegal, situación económica, déficits de servicios públicos, etc. Además, de acuerdo también a mediciones de opinión, los partidos políticos tienen una bajísima credibilidad y aceptación por parte de la ciudadanía, lo cual hace que iniciativas impulsadas desde ese ámbito sean, por definición, consideradas dignas de poca atención. Los prevalecientes problemas de carencia de gobernabilidad y de rechazo a toda autoridad, en consonancia con una visión posmodernista, que caracterizan a nuestra sociedad actual, parece quedar fuera de la comunicación efectiva del mundo político hacia la ciudadanía.


La segunda razón para un probable rechazo del proyecto que se votará se refiere a un problema de base que afecta a nuestra población. No se trata de un analfabetismo como a inicios del siglo XX (población que no sabía leer ni escribir), sino de uno peor que ha recrudecido en nuestros días: analfabetismo funcional y analfabetismo ciudadano. El primero se refiere al hecho de que muchas personas pueden leer y ser informadas de ciertos temas, pero lisa y llanamente no comprenden la información a la que tienen acceso. Además, se incluye aquí el escaso pensamiento crítico que prevalece en nuestra población y su muy pobre capacidad de análisis. En el tema ciudadano, nuestra población no posee la formación mínima necesaria en actitudes y conocimiento cívico, para así poder manifestar una opción debidamente informada sobre los temas que comprenden los conceptos de nación y de ordenamiento institucional y jurídico. Analfabetismo funcional y ciudadano son dos defectos que ha traído consigo una educación de mala calidad como la que se ha venido practicando en Chile desde hace años, y que no ha obtenido la atención efectiva por parte del mundo político.


Existe una cierta “fatiga constitucional” que afecta severamente a la ciudadanía. A esto se suma el escaso liderazgo que la nación chilena percibe sobre los distintos temas y propuestas constitucionales en evolución. Sumado esto a los problemas de base consistentes en una educación insuficiente e inadecuada, se desarrolla el escenario perfecto para que la frustración constitucional continúe instalada entre nosotros.


Prof. Luis A.Riveros

Universidad Central

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