Javier Ávila Parada, Fundación para el Progreso

​Diplomacia

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Cartas al director

Sr. Director,


Las últimas semanas nos hemos enfrentado a desastres diplomáticos, donde el gobierno ha pecado de falta de “cortesía aparente” y de falta de “habilidad y disimulo”, característica fundamentales de la diplomacia desde su definición más general. Y es una lástima, porque es un gobierno de, en su mayoría, jóvenes, que podrían muy bien demostrar que la edad no es requisito para respetar los protocolos y tradiciones. Sin embargo, hemos tenido que soportar el faltarles el respeto y la cortesía a países como Estados Unidos, Israel, Argentina y España; en momentos donde ni nuestra economía ni nuestra política exterior pueden permitírselo.

Y es que, la diplomacia, es una carrera profesional, la cual se estudia en la Academia de Diplomacia Andrés Bello, de la que todos los años egresan alrededor de 20 profesionales. Hoy, muchos de estos se manifiestan en contra de todos estos traspiés y ruegan al gobierno que se considere a los “Diplomáticos de Carrera” para los cargos políticos encargados de las relaciones internacionales. Todo esto nos lleva ante otro gran problema por la que está pasando el gobierno de Gabriel Boric: los cargos diplomáticos para ciudadanos sin carrera, y más aún, para políticos con malos resultados electorales, sumado a cargos para cercanos, como el discutido caso del Embajador en España, después que una de sus banderas de campaña fuera “No más pitutos”.

Los gabinetes ministeriales y diplomáticos del presidente son la cara visible de más de 17 millones de chilenos. Es de esperar que en algún momento lo recuerde y comience a tomar los protocolos y relaciones las internacionales con la seriedad y solemnidad que merecen


Javier Ávila Parada

Fundación para el Progreso

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