Educar para decidir

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Luis Riveros

No es momento para slogans ni para fomentar fetiches comunicacionales destinados a torcer una informada voluntad ciudadana. La determinación que debe tomar Chile en los próximos días es de vital trascendencia para su futuro, lo cual va más allá de los mensajes que se animan a distorsionar la legítima voluntad ciudadana en torno al país y sociedad que quiere. Se trata de que Chile debe definir el cuerpo legal fundamental que ha de regirlo por las próximas décadas, y pronunciarse en torno a su contenido como un legado para las futuras generaciones. Si lo que se apruebe tiene defectos importantes en la concepción de la institucionalidad que nos ha de regir y en torno a los giros deseados en nuestro orden social, entonces legaremos al futuro situaciones que sólo conducirán a nuevos problemas, confrontaciones y dilemas que seguirán frustrando nuestro desarrollo como sociedad. Por eso la información contenida en el texto sometido a pronunciamiento ciudadano es tan vital, y su importancia se extiende hasta mucho más allá de la pura voluntad de la generación presente. Una Constitución debe contener una concepción de país y de sociedad que requiere profunda reflexión para dar base a un pronunciamiento sólido, convencido y plenamente informado, todo lo cual trasciende titulares o mensajes simplistas. Por eso debe la decisión ad portas debe ir más allá de las expresiones voluntaristas regidas por las pasiones, los ideologismos o los conflictos de corto plazo. Es el futuro cuya arquitectura se está definiendo, y que puede contener errores o aciertos, en cuyo diagnóstico es necesario una profunda reflexión, lejos de superficialidad de la propaganda interesada mezclada con objetivos subalternos políticos y contingentes.

La información plena a la que debe acceder la población es un elemento crucial para un buen decidir en materia constitucional. No es acertado, por ejemplo, postular el rechazo del texto propuesto porque el mismo se habría generado en un controvertido organismo cuyo trabajo se contaminó por distintas muestras de poca responsabilidad frente a la tarea encomendada. Ni tampoco propiciar la aprobación del texto en cuestión en base a la estridencia de anuncios sobre eventuales beneficios directos para la ciudadanía, los cuales dependerán de condicionantes económicas y leyes futuras. Lo que procede es analizar los contenidos y preceptos fundamentales insertos en el borrador que se someterá al análisis y decisión de la población. Rechazar o aprobar debe derivar de un estudio informado del texto que se propone, y de sus múltiples extensiones en términos de modificar lo existente en materia institucional. Las implicancias económicas, sociales, políticas e institucionales de la decisión que ha de adoptarse pueden ser de mucha gravedad. Es crucial la verdadera información que revele todas las aristas que envuelve el cambio propuesto, para así evitar futuras frustraciones nacionales.

Grave problema enfrentamos si es que el asunto básico consiste en informar adecuadamente y educar, al mismo tiempo, sobre los preceptos fundamentales de un texto constitucional. Las condiciones de base son que nuestra población es, en un porcentaje abrumador, considerada analfabeta funcional, es decir personas que leen pero no pueden comprender adecuadamente los textos. Entonces el trabajo informativo y educativo sobre el texto constitucionales debe ser en extremo cuidadoso. A esto se suma la casi nula formación ciudadana recibida en la educación a través de los distintos niveles, un legado que nos dejó la inacción en materia de proyectos educativos en las pasadas décadas. No está claro quién o qué organismo se abocará a esta difícil tarea educativa, sin además conllevar mensajes interesados en promover los fundamentos de una aprobación o un rechazo, sino una información objetiva, transparente, y consistente sobre el texto y sus reales implicancias.

En la difusión sobre el proceso están ya en juego los argumentos más superficiales dirigidos a una población siempre dispuesta a ilusionarse. El esfuerzo debe estar dirigido a brindar información en forma transparente, objetiva y con mirada integral de país y de futuro. De otro modo, la decisión que se adopte llevará un continuo de conflictos y desentendimientos que le harán mucho mal a Chile.


Prof. Luis A.Riveros

europapress