​Familias empresarias chilenas: 5 dañinos mitos

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GonzaloJimenez


Hoy 5 de octubre celebramos el Día Internacional de las Familias Empresarias. Esta iniciativa surge de la necesidad de relevar el valor que constituyen las empresas familiares para la sociedad y generar espacios para compartir aprendizajes y buenas prácticas. En Chile, el reconocimiento de esta categoría empresarial se la debemos a Sven von Appen y a su familia que auspiciaron el primer centro de empresas familiares de Latinoamérica y quinto del mundo, y a mis colegas Victor Kullmer y Jon Martínez, quienes le dieron vida. Desde esa inspiración, los invito a derribar cinco nocivos mitos sobre las familias empresarias.


1) “Las empresas familiares en Chile son irrelevantes”

En Chile, el 78% de las empresas son familiares generan el 60% de las ventas y son las responsables de más del 63% del empleo (Jiménez et al., 2014). Lejos de estar compuestos por multimillonarios, la gran mayoría de las familias empresarias están más cerca de lo que conocemos por emprendedores: personas que trabajan arduamente por desarrollar y mantener sus negocios principalmente en los sectores de comercio, agricultura, manufactura, inmobiliario y construcción. Esta situación es similar en el mundo, sistemáticamente los estudios internacionales muestran que 60% y 80% de las empresas a nivel global son controladas por familias. Directores, ejecutivos, emprendedores y académicos que tienen “calle” lo tienen claro: son el gran motor de la economía. Lamentablemente, algunos de mis colegas economistas y las autoridades chilenas aún no parecen haberse enterado. La sugerencia práctica para éstos sería estudiar las mittelstand familiares que han convertido a Alemania en potencia exportadora.


2) “El negocio familiar dura hasta la tercera generación”

Aunque el sello de los fundadores de las empresas familiares no es clonable, las nuevas generaciones sí son capaces de hacer aportes que permitan no solo sostener sino renovar los modelos de negocios y proyectar el legado familiar empresarial; algunos como verdaderos re-fundadores. Por supuesto, estas transiciones solo son posibles cuando se ha trabajado por construir un buen gobierno corporativo y un tejido de confianzas que les permita trascender. El espíritu emprendedor de las familias empresarias es inagotable, pero concretarlo requiere asegurar las bases para que pueda desplegarse la riqueza de la diversidad como un ecosistema familiar empresarial. De hecho tanto en Chile, como en el exterior, las empresas familiares perduran mucho más que las no familiares; las hay tan antiguas como Toraya que produce deliciosas golosinas para la familia real desde Japón desde 1700, o la fabricante de armas y ropa, Beretta fundada en 1526, en Europa, y en Latinoamérica José Cuervo de 1758, la más antigua del continente.


3) “No es bueno hacer negocios en familia”

Primero recordemos que prácticamente todos los emprendimientos parten con aportes de familiares y amigos. Por eso, no hay buenos ni malos en esta historia, solo desafíos y fortalezas particulares a las empresas familiares. La falta de planificación patrimonial o de sucesión del liderazgo, nepotismo, débil profesionalización, dificultad en la toma de decisiones son debilidades de muchas empresas familiares (aunque no exclusivamente de ellas), pero todo esto se puede trabajar, institucionalizar y mejorar. Sin embargo, lo positivo, es infinitamente más amplio y luminoso: confianzas y valores compartidos hacen que su sello haga historia que trasciende las generaciones, sumando a muchos otros a una manera de hacer negocios, y les permite enfrentar unidos las dificultades.


4) “En las sucesiones todos terminan peleados”

Todo depende de cómo se realice esa transición. Existen infinidad de casos de éxito en que se construyen los puentes al futuro y se diseñan nuevos roles, para que cada uno de los protagonistas pueda seguir haciendo sus aportes a la empresa familiar. Cuando está primero el resguardar el valioso tesoro de la unidad familiar y el legado empresarial, afortunadamente están disponibles las experiencias de muchas otras familias empresarias y asesores profesionales para acompañarlas.


5) “Las familias empresarias han sido especialmente afectadas por la pandemia”

La pandemia nos afectó a todos. Pero particularmente en esta pandemia las familias empresarias han demostrado su diversidad en la forma de enfrentarla y de hacer aportes a la sociedad. Unas adaptándose, otras resistiendo y muchas enfrentando la crisis abriéndose a nuevas oportunidades para poder permanecer en el mercado. Con las familias en el centro de la sociedad y apostando por seguir creando emprendimientos que co-crean un futuro mejor para todos, podemos tener la seguridad de que siempre saldremos adelante.

Esperemos que los sucesivos gobiernos las reconozcan, valoren y apoyen para que que puedan seguir contribuyendo a un Chile más próspero, solidario y emprendedor.


Gonzalo Jiménez Seminario

CEO Proteus Management & Governance,

Profesor de ingeniería UC

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