​Octava noche de protestas en EE.UU., militares y guardia nacional salen a las calles

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Decenas de miles de personas salieron a las calles el martes en las principales ciudades estadounidenses por octava noche consecutiva para protestar por la muerte de un hombre negro bajo custodia policial, con nuevos enfrentamientos con la policía y saqueos en la ciudad de Nueva York.

También hubo grandes marchas y concentraciones en Los Ángeles, Filadelfia, Atlanta y Seattle. En Washington D.C., las protestas se concentraron cerca de un parque donde los manifestantes fueron dispersados el lunes por la policía para permitir que el presidente Donald Trump pudiera caminar desde la Casa Blanca hacia una iglesia para hacerse una foto.

Aunque las manifestaciones por Floyd y otras víctimas de la brutalidad policial han sido en gran medida pacíficas durante el día, mientras que al caer la noche se han producido disturbios, vandalismo, incendios y saqueos. El lunes por la noche, cinco policías fueron alcanzados por disparos en dos ciudades.

El martes por la tarde, a las afueras del edificio del Capitolio de los Estados Unidos, una multitud se arrodilló y gritó “el silencio es violencia” y “si no hay justicia, no hay paz”, mientras los agentes se enfrentaban a ellos justo antes del toque de queda impuesto por el Gobierno.

La multitud permaneció en el parque de Lafayette y en otros lugares del Capitolio al anochecer, a pesar del toque de queda y la promesa de Trump de tomar medidas contra los desórdenes causados por —en su opinión— “matones” y “delincuentes”, utilizando la Guardia Nacional o incluso el ejército de los Estados Unidos si fuera necesario.

Decenas de soldados de la Guardia Nacional se alinearon en los escalones del Monumento a Lincoln detrás de unas barreras negras utilizadas para contener a multitudes.


PROTESTAS DE COSTA A COSTA


En la ciudad de Nueva York, miles de manifestantes ignoraron el toque de queda impuesto para las 8 de la tarde, cantando y vitoreando mientras marchaban desde el Barclays Center en Flatbush hacia el Puente de Brooklyn, con helicópteros de la policía sobrevolando la zona.

La multitud, detenida en una entrada de la carretera del Puente de Manhattan, gritó a la policía antidisturbios: “¡Vengan con nosotros! ¡Vengan con nosotros!”.

En el Hollywood Boulevard de Los Ángeles, cientos de personas llenaron las calles de acera a acera, marchando por delante de algunos de los edificios más emblemáticos de la industria cinematográfica. Otros se reunieron frente a la sede del Departamento de Policía de Los Ángeles en el centro de la ciudad, en algunos casos abrazando y estrechando la mano a una hilera de oficiales situados afuera.

Cientos de manifestantes también se reunieron en Denver y Seattle aunque no hubo disturbios al caer la noche en esa zona del país.

Una encuesta de Reuters/Ipsos publicada el martes señaló que la mayoría de los estadounidenses simpatizan con las protestas.

La encuesta realizada el lunes y el martes reveló que el 64% de los adultos estadounidenses “simpatizan con las personas que están protestando en este momento”, mientras que el 27% dijo que no lo eran y el 9% que no estaba seguro.

En Minneapolis, Roxie Washington, madre de la hija de Floyd, de 6 años, Gianna, dijo en una rueda de prensa que era un buen hombre. “Quiero que todos sepan que esto es lo que esos oficiales me quitaron”, dijo sollozando. “Gianna no tiene padre. Nunca la verá crecer, graduarse”.

Floyd murió después de que un policía blanco le inmovilizara el cuello con su rodilla durante casi nueve minutos en Minneapolis el pasado 25 de mayo, reavivando la polémica por la brutalidad policial contra los afroamericanos cinco meses antes de las elecciones presidenciales de noviembre.

El oficial que se arrodilló sobre Floyd, Derek Chauvin, de 44 años, ha sido acusado de asesinato en tercer grado y homicidio en segundo grado. Otros tres oficiales involucrados fueron despedidos pero aún no han sido acusados.


“EEUU NO ES UN CAMPO DE BATALLA”


Trump ha amenazado con utilizar a los militares para combatir las conatos nocturnos de violencia, a menudo después de una jornada con protestas pacíficas. El presidente ha ridiculizado a las autoridades locales, incluidos los gobernadores de los estados, por su respuesta a los disturbios.

El jefe de la Guardia Nacional de EEUU dijo el martes que 18.000 miembros estaban ayudando a la policía local en 29 estados.

El Pentágono, por su parte, dijo que ha trasladado unos 1.600 soldados del ejército estadounidense a la región de Washington D.C.

La retórica militarista de Trump y el creciente papel de las fuerzas armadas de EEUU ha alarmado a algunos dirigentes actuales y anteriores.

“Estados Unidos no es un campo de batalla. Nuestros conciudadanos no son el enemigo”, escribió en Twitter Martin Dempsey, un general retirado de cuatro estrellas que fue presidente del Estado Mayor Conjunto.

Las protestas llegan poco después del confinamiento para evitar la propagación del nuevo coronavirus. Las cuarentenas y la epidemia han golpeado con especial dureza a la comunidad afroamericana, con un alto número de casos y pérdidas de empleo. (REUTERS)

europapress