​“Yo Acuso” Imposible

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Hermogenes Perez de Arce

A fines del siglo XIX, en su famoso artículo “J’Accuse”, Emile Zola denunció las irregularidades del proceso que había condenado al capitán Dreyfus a presidio en la Isla del Diablo. Hubo una investigación y quedó a la vista la prevaricación de los jueces. El capitán fue liberado y reintegrado al ejército. Es que era una sociedad que mantenía una fibra moral.

La chilena actual carece de moral. Por eso siguen los juicios ilegales contra los militares que plantaron cara al terrorismo marxista empeñado en tomar el poder por las armas. En particular, los juicios amañados contra un oficial distinguido, como el brigadier Miguel Krassnoff, condecorado con la “Orden al Valor” por el Ejército de Chile en 1974, pero ahora preso ya por 18 años, violando todas las leyes básicas del debido proceso.

Pero a las denuncias numerosas que se han formulado en Chile a raíz de la prevaricación de los jueces de izquierda, se ha respondido con la acentuación de los juicios injustos. En el programa de TV “El Informante” yo llevé al juez Alejandro Solís, quien le ha impuesto la mayor parte de los 628 años de presidio y 71 condenas al brigadier Krassnoff, a confesar que se había basado en “ficciones jurídicas”, confesión palmaria de ilegalidad, porque la obligación del juez es probar el delito y la culpabilidad reales y no fingirlas.

Alberto Espina, ministro de Defensa, trata de “genocida” al brigadier (r), siendo que aquel se atropellaba en los años 80 por adherir a homenajes al Gobierno Militar. Hernán Larraín, ministro de Justicia, le atribuye al brigadier (r) “delitos de lesa humanidad”, creados en Chile en 2009, siendo que los hechos ocurrieron en los años 70 y la Constitución dice: “Ningún delito se castigará con otra pena que la que señale una ley promulgada con anterioridad a su perpetración”. “Lujo” de ministros. Con esta derecha ¿quién necesita una izquierda marxista?

El que ahora se castigue con la destitución una manifestación de solidaridad con el militar que sufre una condena ilegal, injusta y reiterada, sólo confirma la inmoralidad prevaleciente en nuestro medio. Ningún “yo acuso” puede surtir efecto en una sociedad tal.


Hermógenes Pérez de Arce

europapress