Alfredo Barriga



Alfredo Barriga

En mi libro de 2016 recogía un estudio realizado por el Mc Kinsey Global Institute en 2012 referido a doce tecnologías que tendrían un impacto económico de entre 0,8 y 2,4 veces el PGB de Estados Unidos. La inteligencia artificial (IA) no estaba entre las doce tecnologías. Diez años después de publicarse el informe de Mc Kinsey, la IA por sí misma tendrá un impacto económico de entre 0,8 y 1,2. veces el PGB de Estados Unidos 

Me ha llamado la atención una encuesta realizada por el Consejo Talento Futuro respecto del uso de Inteligencia Artificial (IA), encriptación, realidad virtual y robótica, en la automatización de tareas dentro de las empresas (Encuesta Futuro del Trabajo 2023). Si bien la muestra es de solo 74 empresas, desde el lado de la oferta tengo que decir que no he visto que en las empresas de Chile el 42% de las tareas ya esté automatizadas – ni de lejos.

Estoy muy entusiasmado por lo que he estado leyendo en varios sitios acerca de cómo la IA ya está cambiando el paradigma de la educación. Recomiendo especialmente el artículo “Inteligencia Artificial en Evaluación Educativa: cómo está transformando el aprendizaje” (https://aulasimple.ai/blog/inteligencia-artificial-en-evaluacion-educativa-como-esta-transformando-el-aprendizaje/)

Las empresas con más utilidades del mundo, las que valen más en el mercado, son empresas basadas en el capital intelectual, no en el capital industrial. Es increíble que, con todo el avance de las ciencias económicas, aún no se haya hecho una teoría sobre el valor del capital intelectual.

Recuerdo que cuando se puso de moda el término “transformación digital” todos los proveedores de tecnologías de la información comenzaron a publicitar que sus soluciones eran para hacer la transformación digital de su empresa. El resultado final fue que como todos eran “transformación digital”, se terminó identificando el término con “compra de software”, “compra de hardware” o “desarrollo de una app”. El énfasis del término acabó estando en “digital” en vez de en “transformación”.

En la sección de Artes y Letras de El Mercurio del domingo 23/6 hay una interesante entrevista al profesor español José María Lasalle, acerca de la evolución de la inteligencia artificial (IA) hacia un ente con conciencia, un “algo” que se convierte en “alguien”. 

La CAF acaba de lanzar una “Guía Práctica” para el Diseño de Políticas Públicas de Inteligencia Artificial (IA) y el desarrollo de habilitadores para su implementación en América Latina y el Caribe. Es una Guía muy completa, y es un desafío condensar en una columna la esencia de lo que allí se escribe.

Uno de los usos de Inteligencia Artificial que está creciendo con mayor fuerza (se espera una tasa del 70% anual por los siguientes 5 años) es la llamada Automatización Inteligente (IA por sus siglas en inglés, lo que lo hace confuso para los castellanoparlantes, porque esas siglas son las mismas que se usan en castellano para referirse a la Inteligencia Artificial). Se la conoce también como “Automatización Cognitiva”.

Conocí al presidente Piñera en la campaña electoral de 2009. Me llamó para liderar el grupo de Desarrollo Digital de los grupos Tantauco. Supo de mi por el trabajo que había hecho para los Talleres Bicentenario el año 2005, donde me dediqué a visitar a todos los grupos y entregarles ideas sobre como el mundo digital podía transformar su área. Gracias a ello, la agenda digital se posicionó como el quinto pilar del programa del entonces candidato Joaquín Lavín. Fue la primera vez que “lo digital” estuvo en un programa de centro derecha.

Llevamos décadas escuchando que la educación es “la” herramienta de desarrollo personal y profesional de todos, la única que realmente permite progresar de generación en generación, la única que realmente abre horizontes de movilidad social. Y sin embargo el modelo educacional – el “qué” se enseña, “cómo” se enseña y “para qué” se enseña – no ha cambiado. Seguimos usando una metodología que fue creada en el siglo XII y mejorada y masificada en el siglo XIX.