La judicatura se sube a Chat GPT

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Alfredo barriga 2

Mi mandíbula se abrió hasta tocar la mesa, como en los monos animados, cuando leí la noticia de que hace solo un mes atrás un Juez colombiano dictó la primera sentencia pronunciada con el auxilio de Chat GPT, herramienta digital basada en Inteligencia Artificial (IA), que fue lanzado recién en noviembre del año pasado. El caso se refería a los derechos a la salud de un niño autista. El juez hizo algunas preguntas a Chat GPT, y a partir de las respuestas, dictó sentencia.


Este caso ha abierto la polémica en el sistema judicial chileno. ¿Hizo bien o hizo mal? ¿Sería una herramienta útil para la justicia chilena? Hay división de opiniones. Para algunos, es una herramienta con la cual se va a tener que convivir, y por lo tanto es absurdo darle la espalda. Otros consideran que se debe usar solo en casos de procesos judiciales sencillos, lo cual igualmente agilizaría los procesos en curso.


Independiente de como acabe la polémica, me parece que es muy positivo para América Latina que un poder del Estado como el poder judicial considere, para llevar a cabo su cometido, el uso de una herramienta digital liberada escasamente tres meses antes de ser usada.  Y es igualmente positivo que el reto sea tomado de inmediato por el poder judicial chileno entre los candidatos a cupo en la Corte Suprema. Ello manifiesta un grado de madurez digital que no hubiera imaginado hace escasamente un año atrás de parte del aparato judicial.


Para los profanos en la materia, Chat GPT es una herramienta basada IA que es capaz de interactuar verbalmente con el usuario y responder a preguntas de cualquier tipo tomando toda la información existente en Internet (79 x 1015 caracteres a su disposición), filtrándola, elaborándola de acuerdo con la naturaleza de lo preguntado, y presentándola como si fuera un informe.


Eso quiere decir que el formato actual de búsqueda en Internet queda superado. No se necesita mostrar una interminable lista de links hacia fuentes de contenidos relacionados con la búsqueda. Y eso implica que el modelo de negocios que imperaba en los buscadores (pago por clic de publicidad asociado a una búsqueda) queda obsoleto. ¿Por qué? Porque la publicidad “resalta” una fuente de contenido en concreto por encima de las (miles) demás. Y si el resultado de la búsqueda es una respuesta ya elaborada, que considera toda la información (links), ¿qué sentido tiene hacer clic encima de un link publicitado en concreto?


Eso va directo a la línea de flotación de Google, Bing y todos los buscadores. Especialmente en el caso de Google, que tiene la mayor tajada en el mercado de búsqueda (5.600 millones de búsquedas diarias), supone reinventarse por completo. De entrada, sacó su propia versión de esta tecnología, que ha tenido problemas como dar respuestas incorrectas a preguntas simples. Creo que lo superarán, y tendremos competencia. Por cierto, por si no lo sabe: Chat GPT es de una empresa que fue adquirida por un viejo conocido de todos: Microsoft. Va a estar interesante.


Han salido “peros” al uso de Chat GPT. Uno de ellos es saber que tan objetiva es la respuesta que da, considerando que en Internet hay información sesgada, o directamente falsa, lo cual puede afectar la elaboración de aquélla. No estoy de acuerdo. Los algoritmos actuales de búsqueda consideran la relevancia de la fuente, y tiene mayor relevancia una respuesta que 1) venga desde una fuente que es referida por más usuarios y 2) viene desde una fuente que es más citada desde otras fuentes. Las opiniones en redes sociales no califican como “fuente”. Igual, se cuelan algunas, pero eso se subsanará en la medida que el algoritmo de GPT se vaya auto - perfeccionando.


Otro de los “peros” es su uso en el aula. Un alumno puede hacer un trabajo o responder una prueba impecablemente usando Chat GPT. ¿Qué hacer? ¿Prohibirlo? ¿Usarlo? ¿Cómo?



Pero eso es tema para otra columna. Queda comprometida. 


Alfredo Barriga

Profesor UDP


Autor “Futuro Presente: cómo la nueva revolución digital afectará mi vida”

europapress