Sr. Director,
Chile ha demostrado liderazgo frente a los sismos, con normas modernas y un mercado asegurador maduro. Pero esa capacidad no se ha extendido a otros ámbitos donde somos vulnerables: incendios, sequías, inundaciones e intensas lluvias que cada año dejan miles de damnificados y pérdidas millonarias.
Se estima que mientras el 96 % del financiamiento internacional se destina aún a respuesta y reconstrucción, solo el 4 % se invierte en prevención. En otras palabras, seguimos pagando más por reparar que por anticipar.
La resiliencia no es un gasto; es una inversión estratégica que protege vidas, infraestructura y productividad. Debe incorporarse como criterio de rentabilidad social en la evaluación de proyectos y en los instrumentos financieros del país: bonos catastróficos, fondos contingentes o seguros paramétricos.
La vivienda subsidiada, las redes críticas y la infraestructura regional necesitan esa mirada preventiva. Cada peso invertido en resiliencia evita múltiples en reconstrucción y garantiza continuidad económica.
Carlos Zeppelin
Vicepresidente del Consejo de Políticas de Infraestructura (CPI)