Siguen llegando.
Aunque los rocían con bencina, siguen yendo.
Aunque cada año más colegas cuelgan el delantal, ellos se lo vuelven a poner.
Aunque suben las exigencias para estudiar pedagogía, las condiciones siguen siendo las mismas… y aun así, llegan.
Viven la violencia, el cuestionamiento constante, la falta de respeto, la crítica fácil.
Pero llegan.
Son el sostén emocional y humano de miles de niños y niñas que encuentran en ellos un refugio, una voz, una mirada que sostiene.
En un país que olvida rápido, que opina rápido y que agradece poco, ellos persisten.
Con su delantal, su dignidad y su vocación como bandera.
Gracias a quienes enseñan, acompañan, contienen, provocan y creen, incluso cuando el mundo no se los facilita.
Porque sin ellos, no hay futuro.
Y con ellos, todavía hay esperanza.
Roberto Bravo G.
Director Líderes Escolares