Señor director:
El caso del material cadavérico retenido en el aeropuerto no debe reducirse a un titular sensacionalista. Lo que muestra es una tensión real entre la necesidad educativa de contar con material anatómico y la dignidad y trazabilidad que debemos garantizar a cada resto humano utilizado en la docencia.
En segundo término, es fundamental reflexionar sobre cómo nuestra sociedad entiende el cuerpo humano después de la muerte. Este caso puede ser una oportunidad para discutir, sin alarmismo, la importancia de contar con un marco ético sólido. En Chile, la normativa vigente, según el Código Sanitario, establece que los restos humanos para docencia deben provenir de donaciones voluntarias y gratuitas avaladas por un acto notarial, sin una figura clara para la importación de preparados anatómicos. Esto nos invita a pensar en cómo podemos equilibrar la formación médica de calidad con el respeto ético hacia cada cuerpo.
Por último, los académicos tenemos la responsabilidad de promover una cultura de donación voluntaria local, que reduzca la dependencia de materiales importados y fortalezca la formación médica sin caer en zonas grises del comercio internacional. De este modo, podemos asegurar que la enseñanza de la anatomía se mantenga fiel a sus principios éticos y al respeto por la vida humana, incluso más allá de la muerte.
María Paz Moya Daza
Diego Godoy Olave
Facultad de Ciencias de la Salud U. Autónoma