El tradicional aumento del consumo en esta fecha activa diversos sectores productivos, aunque también puede comprometer la estabilidad financiera de las familias más vulnerables.
Con la llegada de Fiestas Patrias, el país vive un repunte estacional en su actividad económica, impulsado principalmente por un alza en el consumo de productos y servicios vinculados a las celebraciones. Este comportamiento, conocido como el “efecto septiembre”, moviliza sectores como el comercio, la gastronomía, el turismo y el transporte, generando un estímulo temporal en la economía chilena.
Erik Escalona, académico e Investigador de la Escuela de Administración y Negocios de la Universidad Bernardo O´Higgins (UBO), explica que “existe un incremento significativo en la demanda interna durante este mes, lo que activa encadenamientos en distintas áreas productivas”. A diferencia de otras fechas festivas, como Navidad o Año Nuevo, en septiembre predominan los gastos en bienes perecibles y servicios asociados al esparcimiento.
Según cifras del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), en septiembre de 2024 el empleo temporal creció un 2,1% en rubros como el comercio y la alimentación. Asimismo, datos de la Subsecretaría de Turismo indicaron una ocupación hotelera promedio del 85% en zonas costeras y destinos del sur del país durante las celebraciones. “El comercio minorista cumple un rol clave en esta época, especialmente supermercados, carnicerías y botillerías, que ven un alza en su demanda. Las fondas, ramadas y restaurantes también duplican su quehacer, operando con alta rotación de capital en plazos muy cortos”, detalla Escalona.
El gasto adicional asociado a Fiestas Patrias suele financiarse mediante aguinaldos, ahorro previo o el uso de créditos de corto plazo, como avances en efectivo o tarjetas. Esta tendencia refleja una alta dependencia de instrumentos financieros para sostener el consumo festivo. “Desde una perspectiva agregada este consumo dinamiza la economía. Sin embargo, a nivel familiar puede tensionar el presupuesto mensual, especialmente en hogares con menor margen financiero”, advierte el académico. “Es fundamental cuidar la salud financiera personal durante este período”.
¿Impacto en el PIB e inflación?
En términos macroeconómicos, este movimiento suele reflejarse en una leve expansión de la actividad. Aun así, Escalona precisa que “se trata de un efecto pasajero que no modifica la trayectoria estructural del crecimiento económico ni resuelve los desafíos en productividad e inversión”.
Respecto a los precios, también se observa un alza moderada en bienes con baja elasticidad de oferta como carnes, carbón y transporte. “Hay una presión inflacionaria estacional, pero no impacta la inflación subyacente”, señala.
Frente a este panorama, el experto destaca la importancia de políticas públicas que orienten al consumo responsable. “Es clave promover educación financiera, fiscalizar precios y evitar abusos en mercados sensibles. Desde el ámbito público se puede contribuir a un entorno más competitivo y transparente”, precisa el especialista.
El llamado “efecto septiembre”, asevera el investigador de la UBO, representa un estímulo relevante para la economía nacional, pero plantea también la necesidad de mayor conciencia financiera por parte de las familias, específicamente en un contexto de incertidumbre y endeudamiento creciente.