El helado dejó de ser solo un postre de verano. Con un consumo que ya no reconoce estaciones, una oferta cada vez más innovadora y consumidores que priorizan tanto el placer como los valores nutricionales, el hábito de comer helado ha experimentado una evolución notable en el país.
Con un promedio que supera los 11 kilos per cápita al año, Chile encabeza el consumo de helado en América Latina, un fenómeno que responde a un cambio cultural: este producto dejó de asociarse solo al verano y hoy se disfruta durante todo el año, impulsado por una oferta cada vez más innovadora y diversa.
Tradicionalmente la temporada de verano (octubre-marzo) concentraba cerca del 70% de la venta anuales de helado, pero después de la pandemia esa proporción se redujo a un 60%-40% y la tendencia apunta a que seguirá disminuyendo. Es decir, estamos ad portas del fin de la estacionalidad en este producto.
“El consumo de helado ha dejado de estar limitado al verano porque ahora existe una verdadera cultura heladera en Chile”, explica Cristián Frederick, Director General de Cuentas en TBWA Frederick. “La curva de ventas ya no se desploma en invierno como hace una década, ya que la categoría se ha fortalecido durante todo el año gracias a la sofisticación del consumidor y la capacidad de las marcas de leer esas nuevas señales”, agrega.
Esa sofisticación se refleja también en los sabores y formatos. Lejos de conformarse con lo tradicional, el consumidor chileno ha comenzado a valorar la originalidad de lo que consume. Eso ha llevado al auge de los sabores novedosos y fusiones artesanales que apelan tanto a la nostalgia como a la exploración sensorial.
Para Frederick, el consumidor “está mucho más informado. Busca una experiencia incluso al momento de comer un helado. Esto ha implicado la búsqueda de innovación en el segmento, reflejada tanto en sabores y formatos de los productos envasados como en las heladerías a la calle”.
Las grandes empresas de alimentos han transformado productos icónicos en nuevos sabores de helado. Bresler -filial de Empresas Carozzi- ha creado paletas con sabores a Ambrosito, Frugelé, Orly, Rolls, Flipy, Mecano, Doblon, Frac, Costa Rama o Loop. En tanto, Savory hizo lo propio con chocolates de Nestlé como Sanhe Nuss, Kitkat, Trencito y galletas Tritón.
Asimismo, han surgido propuestas de heladerías como El Toldo Azul, Moritz Eis, Antica Gelateria del Corso, entre otras que se suman alternativas como Emporio La Rosa, Cory y Palettas, que son parte de Cantabria SpA, filial de Carozzi de este segmento.
Otro fenómeno relevante es el rol que ha tomado el helado como expresión cultural. Cada vez más heladerías artesanales trabajan con ingredientes locales, reinterpretan recetas tradicionales o colaboran con chefs y emprendedores para ofrecer ediciones limitadas y colecciones estacionales.