¿Cambio de modelo y del rol del Estado?

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Germu00e1n Pinto (columnista)


En los cabildos, en las entrevistas y en todas las instancias en que se manifiestan opiniones tendientes a generar una nueva constitución que materialice un cambio “de modelo económico y social” de nuestro país, se ha postulado que debemos dejar el esquema neoliberal y el “rol subsidiario del Estado” para acercarnos a otro… sin ser claros a qué otro sistema ni rol necesitamos realmente.

Esto me causa mucha frustración porque el debate solo queda en el enunciado y no baja a los fundamentos.

Leyendo y releyendo la Constitución no encuentro el o los artículos en que se indique que en Chile se aplica el modelo neoliberal, salvo que se quiera considerar como tal a la consagración del reconocimiento irrestricto de la libertad del ser humano en todas sus dimensiones especialmente en la económica. Si esto es así, el catálogo de derechos, igualdades y libertades que se consagra en el artículo 19 de la carta fundamental ubica en los últimos números la materia económica, quedando con menor prelación en relación con los derechos del medio ambiente, salud, seguridad social, libertad al trabajo, etc.

Lo que sí está claramente señalado es el rol subsidiario del Estado que está mencionado, inicialmente, en el artículo 1 donde expresamente se reconoce a los sectores intermedios de la sociedad como actores fundamentales para el crecimiento y desarrollo del país, a quienes se les reconoce la suficiente autonomía para lograr sus objetivos. A renglón seguido, se establece que el fin del Estado es promover el bien común, obligándose a contribuir a crear las condiciones sociales que “permitan a todos y a cada uno de los integrantes de la comunidad nacional su mayor realización espiritual y material posible”. Existen otros articulados que enfatizan este rol contenidos en otros capítulos de la Constitución.

Si bien esto es palmario, debemos ser justos y reconocer que lo anterior es letra muerta en una parte.

El rol subsidiario del Estado, cuyo origen es vinculado por algunos autores con las encíclicas Rerum Novarum y Quadragesimo Annos (aspecto que no comparto), tiene dos aspectos fundamentales: uno pasivo, por el cual el Estado no actúa en aquellas tareas en que los particulares quieren participar; y otra activa, donde sí participa cuando los particulares no pueden o no quieren actuar. En Chile se ha aplicado evidentemente la acción pasiva, dejando que los particulares participen en educación, servicios sanitarios, electricidad, comunicaciones, transporte, salud entre otras áreas, siendo magnánimo en su permisividad y en otorgar liberar para que los grupos intermedios lucren y se beneficien en su actuación, pero es evidente que la acción activa deja mucho que desear.

En efecto, la carta fundamental dice expresamente que el Estado tiene el deber de permitir que todas las personas logren su máxima realización posible, lo que implica, evidentemente, que no pueden quedar personas sin accesos a los servicios públicos y beneficios sociales que los particulares han tomado el protagonismo en su entrega. Es por ello que puedo afirmar que el Estado Chileno ha cumplido con la mitad de su rol subsidiario, dando cátedra en su rol pasivo, pero dejando mucho que desear en su rol activo.

La frustración que siente la sociedad ante la carta fundamental no se debe a un problema de modelo ni de definición de roles, sino que se genera, en parte, por la grave falta en la aplicación y cumplimiento de los imperativos constitucionales, faltando en la acción activa del rol subsidiario del Estado al no suplir las falencias del sistema privado o por no controlar y regular la calidad que éstos entregan, pues entregar educación o salud de mala calidad es como si no se entregaran.

La pregunta evidente es por qué ha sucedido esto y quienes son los responsables de esta desidia estatal, encontrando la respuesta en los gobiernos que han tenido la responsabilidad de aplicar esta Constitución desde su entrada en vigencia ¿Qué gobiernos fueron éstos? Hagamos memoria y tendremos la respuesta.


Prof. Germán R.Pinto Perry

Director del Magíster en Planificación y Gestión Tributaria

Universidad de Santiago

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