Volver a relucir

|

Luis Riveros ok

Los resultados de la reciente elección presidencial ponen de relieve el ejercicio de una firme vocación ciudadana, de gran respeto por la institucionalidad y de una lúcida gestión del proceso electoral que se ha destacado a nivel mundial. El contundente triunfo del nuevo Presidente es destacable, porque se constituye en un claro mandato sobre la necesidad de reformas importantes y la puesta en marcha de un proceso de recuperación de la calidad de muchos servicios públicos y de la economía en su conjunto. La ciudadanía espera progresos fundamentales en la modernización y la restauración del buen servicio público en todas aquellas áreas más deficitarias en cuanto a una buena gestión. También espera que el orden público permita que efectivamente los chilenos trabajen en paz y desarrollen sus vidas con normalidad, lejos de la violencia, la delincuencia, el temor y las actividades ilegales. Son grandes esperanzas las que dieron forma a la contundente mayoría que obtuvo el nuevo presidente, y que debe convertirse en una guía para el accionar de gobierno, marcada siempre por un fuerte compromiso con el sentimiento de república y de futuro.


Llama la atención que los porcentajes obtenidos por el candidato triunfante se asemejen tanto con los que correspondieron al rechazo de la primera propuesta constitucional en septiembre de 2022. Y es no sólo una cuestión de números. No hay que olvidar que dicha propuesta fue impulsada decididamente por la izquierda y apoyada por el propio gobierno, constituyéndose casi en un emblema sobre las aspiraciones más fundamentales que ambicionaba la visión progresista. Se postulaba una verdadera fragmentación del país en lo que se llamó una vocación plurinacional, con regiones autónomas, la desaparición del Senado y una transformación en la estructura y funciones del poder Judicial. El rechazo a esas ideas fue contundente y probó que a la ciudadanía chilena no le gustaban esas propuestas que emulaban lo hecho en otros países, con controvertidos resultados como podemos verlo actualmente. A Chile no le gustó esa propuesta refundacional, como sus mismos autores la llamaron, y el rechazo que se produjo fue decisivo, aunque dando origen a un nuevo y fracasado intento que fue producto de negociaciones llevadas a cabo por los políticos. La cuestión de fondo es que, a pesar de tener una cobertura distinta en materia de votantes, especialmente por la ausencia de la obligatoriedad en ese año 2022, los resultados son estadísticamente muy similares. Hablan de una actitud permanente del electorado chileno de rechazo a las propuestas refundacionales venidas de los llamados sectores progresistas de la política nacional.


Pero también, más allá de este factor de fondo -- el rechazo a las ideas refundacionales—está también el descontento con los resultados del gobierno saliente en distintas materias, pero especialmente en la ausencia de soluciones a problemas fundamentales en materia de educación, al mantenido déficit en materia de salud pública, a la obstaculización de los proyectos de inversión por medio de una insistente permisología, de la pobre creación de empleo formal privado entre otras cosas. Todo esto, además, en una clima tensionado por la existencia de una criminalidad que sorprende cada día, de una sostenida inmigración ilegal y de una violencia que domina en muchos campos de la vida ciudadana. El mensaje aquí es claro: son cosas inadmisibles que se deben corregir porque ponen en juego la existencia misma de la institucionalidad republicana.


Las tareas del nuevo presidente no son menores. Por el bien de Chile, y con la mirada puesta en el futuro que espera a nuestros niños, debe tener la mejor inspiración, la mirada transversal y la disposición al diálogo permanente para que Chile vuelva a avanzar. Para que Chile vuelva a fulgurar como estrella vívida en el horizonte latinoamericano.



Prof. Luis A. Riveros

Universidad Central

europapress