El aumento del nivel del mar está impulsando el agua salada hacia los ríos y las fuentes subterráneas de agua en la desembocadura más grande del mundo: el delta de Bengala, donde se ubica Bangladesh.
Con base en casi dos décadas de datos de más de 50 estaciones de monitoreo en la costa de Bangladesh, un equipo dirigido por investigadores de la Universidad de Portsmouth rastreó un aumento constante de los niveles de sal en ríos y estuarios, particularmente desde mediados de la década de 2000.
Las partes occidentales del delta, ya más propensas a la influencia de las mareas, mostraron los aumentos más rápidos de salinidad. Los datos sugieren que la combinación del aumento del nivel del mar, la reducción del flujo de agua dulce y las mareas de tormenta cada vez más frecuentes contribuyen al movimiento y la retención de agua salada tierra adentro.
Desde aproximadamente 2007, muchas zonas del delta han experimentado aumentos graduales de la salinidad, a menudo relacionados con tormentas potentes como el ciclón Sidr. Estos cambios pueden devastar cultivos, minar la seguridad alimentaria y obligar a las comunidades a desplazarse. Si bien el análisis se centró principalmente en datos ambientales, destaca cómo la intrusión salina representa una amenaza cada vez mayor para los medios de vida, la salud pública y la estabilidad regional.
El estudio, publicado en Ecological Indicators, utiliza uno de los conjuntos de datos de salinidad más detallados y de mayor duración de cualquier sistema de deltas del mundo. Aplicó métodos estadísticos avanzados para distinguir las tendencias a largo plazo de los cambios meteorológicos o estacionales a corto plazo.
Los investigadores introdujeron un nuevo modelo conceptual denominado Nexo Estuarino y Acuífero Controlado Offshore (OCEAN), que destaca cómo las características marinas, como las pronunciadas pendientes submarinas y las corrientes de marea restringidas, pueden atrapar sal en zonas costeras bajas.
SEÑAL DE LO QUE SE AVECINA
El Dr. Mohammad Hoque, de la Facultad de Medio Ambiente y Ciencias de la Vida de la Universidad de Portsmouth, afirmó en un comunicado: "Lo que observamos en el delta del Bengala no es solo una crisis local, sino una señal de lo que se avecina para las zonas costeras bajas de todo el mundo.
La salinidad está aumentando más rápido y alcanzando zonas más al interior de lo que muchos creen, y está ocurriendo silenciosamente, con importantes consecuencias para la seguridad hídrica, la agricultura y los medios de vida". Este estudio nos ayuda a comprender los mecanismos que lo impulsan y subraya la urgencia de una acción global coordinada.
Los hallazgos también muestran los límites de depender únicamente de soluciones terrestres. Las intervenciones humanas, como los diques, las alteraciones del lecho fluvial y las presas río arriba, a menudo han empeorado la situación al restringir los flujos de agua dulce.
Mientras tanto, la dinámica marina, como la acumulación de sedimentos y los cambios en las corrientes oceánicas, desempeña un papel más importante del que se creía anteriormente. Por lo tanto, abordar el problema requiere enfoques integrados que conecten ríos, océanos y sistemas climáticos.
EL PROBLEMA LLEGA A OTRAS REGIONES COSTERAS
Las regiones costeras, desde el delta del Mekong en Vietnam hasta los humedales de Luisiana en Estados Unidos, se enfrentan a presiones similares. A medida que el nivel del mar continúa subiendo, el riesgo de que las tierras agrícolas se salinicen, el agua potable se vuelva impotable y las aguas subterráneas poco profundas se vuelvan permanentemente salobres se agrava cada vez más.
El documento recomienda que se realicen investigaciones similares a largo plazo sobre la evolución de los niveles de salinidad en otras regiones costeras vulnerables del mundo, en particular en deltas bajos que se enfrentan a la subida del nivel del mar, la reducción de los caudales fluviales y el aumento de la actividad de tormentas. Los conjuntos de datos a corto plazo a menudo pueden distorsionar la escala o el ritmo de la salinización, mientras que los registros a largo plazo ofrecen una imagen más clara de cómo evoluciona la intrusión de agua salada con el tiempo.