La hipoteca inversa es un instrumento que permite a los propietarios de viviendas de edad avanzada acceder a la liquidez contenida en su patrimonio inmobiliario, sin necesidad de vender la propiedad ni mudarse de ella. En lugar de pagar una hipoteca, la entidad financiera realiza pagos periódicos al propietario, utilizando la vivienda como garantía. Al fallecimiento del propietario, la entidad financiera recupera el capital prestado, generalmente mediante el pago proporcional y preferente producido por la venta de la propiedad.
El argumento a favor de la hipoteca inversa en Chile se fortalece al observar las proyecciones demográficas del Instituto Nacional de Estadística (INE). Se estima que para el año 2050, el porcentaje de chilenos mayores de 60 años aumentará significativamente, pasando del 18,1% al 32,1%. Este envejecimiento de la población plantea importantes desafíos en términos de seguridad social y bienestar financiero para los adultos mayores. En este contexto, la hipoteca inversa podría convertirse en una fuente complementaria de ingresos, permitiendo a los propietarios disfrutar de una mayor estabilidad económica durante su jubilación. Además, la alta tasa de propietarios de vivienda en Chile, evidenciada por una encuesta de Cadem que revela que el 65% de los chilenos posee una vivienda propia, ya sea pagada o en proceso de pago, consolida aún más el potencial de este producto.
Diversos actores financieros podrían participar en la oferta de hipotecas inversas, incluyendo bancos, fondos de inversión y compañías de seguros. Estas últimas, según algunos expertos, podrían ser especialmente aptas para ofrecer este tipo de producto, dado su enfoque en inversiones a largo plazo.
Sin embargo, para que la hipoteca inversa se convierta en una realidad viable y sostenible en Chile, es necesario abordar varios desafíos. En primer lugar, se requiere una mayor difusión e información sobre el producto, para que los potenciales beneficiarios comprendan sus beneficios, riesgos y condiciones. En segundo lugar, es fundamental realizar las modificaciones legales necesarias para adaptar este instrumento al marco legal chileno, estableciendo una regulación clara y transparente que proteja tanto a los propietarios como a las entidades financieras. Adicionalmente, se debe superar una barrera cultural importante: la arraigada creencia en la necesidad de dejar una herencia a las futuras generaciones. En un contexto de baja tasa de natalidad, esta necesidad debe ser reconsiderada, permitiéndoles a los pensionados disfrutar plenamente de sus años de jubilación.
La hipoteca inversa representa desde esta perspectiva, una posibilidad cierta para mejorar el bienestar financiero y con ello mejorar la calidad de vida de este creciente segmento de la población. Esperemos que exista diálogo y voluntad política para mejorar esta iniciativa, cuya primera versión a pesar de ser rechazada por el Congreso en el año 2015, motivó la presentación de un nuevo proyecto en 2022 aún sin resultados.
Américo Ibarra Lara
Director
Observatorio en Política Pública del Territorio
Facultad de Arquitectura y Ambiente Construido
Universidad de Santiago de Chile