Desde diciembre 2024 a febrero 2025, la economía chilena ha mantenido un crecimiento bajo, pero estable, aunque con signos de desaceleración en la comparación mensual. En diciembre de 2024, el IMACEC creció fuerte (6,6% interanual y 9,26% respecto a noviembre), resultado que fue impulsado por el crecimiento de la producción de bienes (13,3%), el comercio (10,6%), poco por los servicios (2,0%) y también por la minería. Alza explicada principalmente por el factor estacional del consumo en diciembre. A partir de enero 2025, en cambio la actividad económica retoma sus niveles y el IMACEC se mantiene en 2.5%, donde el comercio sigue alto, en 8,4%, pero la producción de bienes baja a 2.3% y los servicios a 1%, valores anualizados. El ajuste significó que, entre diciembre 2024 y enero 2025, el IMACEC tuvo una caída en todos sus sectores, de 11.8%, lo que tiene sentido, según la tendencia histórica del índice y la especial expansión ocurrida en diciembre, ya mencionada.
La inflación acumulada cerró el año 2024 en 4,5%, pero la situación cambió negativamente en enero 2025, la inflación tuvo una variación mensual de 1,1%, alcanzando un 4,9% interanual, donde el suministro de electricidad registró un incremento significativo del 10,8%, impulsado por el descongelamiento de tarifas y ajustes en los costos energéticos. En febrero, en términos interanuales, la inflación alcanzó un 4,7%, manteniéndose por encima del rango meta del Banco Central, establecido entre 2% y 4%. Además, la entidad advirtió que el balance de riesgos para los precios se encuentra sesgado al alza en el corto plazo por la presión arancelaria desatada recientemente por parte de USA que afecta directamente al cobre y a la economía chilena, por lo que se espera que las proyecciones inflacionarias no sean favorables, por lo menos en el corto plazo, manteniendo expectativas inflacionarias que rodean el 5%.
Así, con un producto relativamente estancado (alrededor del 2%) y una inflación que no cede (cercana a 5% interanual), el Banco Central no ha variado, desde el 19 de diciembre 2024, la Tasa de Política Monetaria (TPM), ubicándola en 5% actualmente, y se espera que no cambie por lo menos en los dos trimestres próximos, para no afectar la estabilidad de precios ni la actividad productiva de la economía.
Los desafíos para la estabilidad macroeconómica y el crecimiento del PIB local en los próximos meses están centrados en la volatilidad del tipo de cambio, la estrechez fiscal y las incertidumbres externas, principalmente por factores geopolíticos y comerciales.
El tipo de cambio en Chile ha mostrado altas fluctuaciones desde diciembre 2024 a febrero 2025, con el dólar moviéndose en un rango de $1.012,76 a $940,99 pesos chilenos, cambios ocurridos en respuesta a factores principalmente externos como la evolución del precio del cobre, la política monetaria de la FED y la incertidumbre global derivada de las nuevas políticas comerciales emanadas de USA, las cuales han provocado aumentos en las tarifas arancelarias sobre productos estratégicos de la industria, medidas que han intensificado la tensión con China, ambos países siendo los principales socios comerciales de Chile. No obstante, en los últimos días de febrero, el tipo de cambio ha mostrado una tendencia a la baja, cerrando el 28 de febrero en $951,21. Caída que refleja una menor presión sobre el peso chileno debido a factores externos, como la moderación.
1 El Equipo del Conversatorio de Política Económica, ECPE-USACH, es dirigido por el profesor Víctor Salas Opazo, además participa el profesor Carlos Yévenes y Sebastián Cuéllar Pedreros, como coordinador de ayudantes de investigación, y José Vázquez, Pía Inostroza, Emanuel Espinoza, Kevin Hernández, Arael González y Joaquín Núñez, como ayudantes de investigación.
en las expectativas de alza de tasas por parte de la FED y un repunte en el precio de las materias primas, en especial del cobre. Junto con los factores externos, el tipo de cambio también ha sido afectado por elementos internos y, tal vez, principalmente, por la intervención de Hacienda, que en los meses de enero y febrero 2025 salió a vender dólares al mercado cambiario nacional, en subastas de venta, por US$ 2.098 millones de dólares (500 millones introducidos justo entre el 10 y el 14 de enero, después que el tipo de cambio alcanzó a 1.011,82 pesos por dólar (el 06 de enero), intervención que colaboró bastante en el ajuste a la baja del tipo de cambio. Seguramente, el tipo de cambio seguirá bajo por esta operación de Hacienda, que además anunció, la seguirá realizando en los próximos meses. Otro elemento clave ha sido el aumento en la liquidación de dólares por parte de empresas y fondos institucionales, incrementando la oferta de divisas en el mercado local. Finalmente, factores estacionales, como el saldo positivo en la balanza comercial, han contribuido a moderar ligeramente la volatilidad cambiaria.
La política monetaria sigue siendoprecavida, dado que el balance de riesgos está sujeto a la evolución de factores externos y la respuesta de la economía local. Esto implica que el Consejo del Banco Central continuará evaluando las condiciones económicas antes de realizar nuevos ajustes en la TPM en los próximos trimestres. Cautela que significo un ajuste progresivo a la baja, manteniendo la TPM en 5% desde el 19 de diciembre, hasta febrero y marzo de 2025 y, probablemente, durante todo el primer semestre.
Los altos déficits fiscales de 2024, muy superiores a los compromisos del presupuesto anual: con un 3,2% del PIB (déficit estructural), el doble de lo comprometido y, un déficit efectivo de 2,9% del PIB, 1,3 p.p superior a lo comprometido, son el origen de la estrechez fiscal que se profundizó en 2024. Esta situación obligará a ajustar este 2025 el gasto fiscal en valores muy superiores a los 635 millones de dólares comprometidos en la discusión presupuestaria del año pasado, lo que finalmente reduce la capacidad de la política fiscal para impulsar el crecimiento que el país necesita.
La incertidumbre global, especialmente en torno a las políticas económicas de la administración de Donald Trump, hace fundamental seguir de cerca las decisiones de la FED, en el resto del año, así como también observar los efectos económicos de las mayores tasas arancelarias impuestas a China, Canadá, México y Europa y a productos como el acero y el aluminio y las perspectivas de aplicarlo al cobre, medidas que se espera tengan sus primeros efectos negativos sobre la actividad productiva en los próximos trimestres de este año. Sin duda, la incertidumbre global y las tensiones comerciales podrían seguir afectando las expectativas de crecimiento mundial y de Chile.
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En este contexto, las autoridades económicas deberán continuar monitoreando la evolución de las variables macroeconómicas y ajustar sus políticas para mitigar los efectos de la volatilidad externa, garantizando estabilidad y crecimiento sostenido en el mediano plazo.
Víctor Salas Opazo y Equipo del
Conversatorio de Política Económica, ECPE1 Departamento de Economía, USACH