Un compromiso con la paz

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Luis Riveros

El mundo parece no percibir seriamente la amenaza que se despliega a partir de Ucrania y su enfrentamiento con la potencia Rusa. Probablemente se trata del proceso más peligroso de los últimos años, marcando una confrontación que alinea a superpoderes militares con un obvio despliegue hacia todo el mundo. En efecto, la autorización del presidente Biden para que Ucrania pueda hacer uso de los misiles de largo alcance autorizados y proporcionados por USA, evento que no tuvo mayor explicación, ha tenido por respuesta una muy seria amenaza por parte del presidente Putin. En efecto, el presidente ruso aseguró que de llevarse a efecto tal despliegue de ataque por parte de Ucrania, significaría lisa y llanamente una declaración de guerra nuclear contra Rusia. Y tras esta cadena de discursos amenazantes, se están alineando los países miembros de la OTAN, como también aquellos que miran el acontecer desde el lejano oriente. Probablemente habrá otras situaciones que permitan calificar a esta cadena de discursos amenazantes, pero para el ciudadano común esto recuerda mucho a las tensiones que se vivían durante la guerra fría.


Todavía no es claro cómo ha subsistido el grave escenario de guerra en Ucrania, que mantiene en tensión al mundo, sin ninguna acción efectiva de parte de los organismos multinacionales. Esto se suma la tensión creada por el desempeño de Israel contra Hamás y Hezboláh, aumentando así el círculo de países envueltos en esta conflagración. Lo de Ucrania parece ser más grave, ya que hasta Cora del Norte, un actor “invitado” que aparece extrañamente en esta zona de conflicto, entra a participar ahora con fuerzas activas y también, seguramente con armamento de tipo nuclear si ello fuese necesario. Y no está lejano que China tenga pronunciarse y provocar entonces sí una suerte de confrontación global. Seguramente los entendidos estarán diseñando los escenarios de guerra que puedan ser más propicios, y estudiarán a fondo el esquema diseñado por las amenazas proferidas desde las distintas potencias, con un mapa de desarrollo del conflicto y los eventuales escenarios de guerra. Esa es la cuestión diplomática y de los estudiosos de las relaciones internacionales y militares. El problema es para el ciudadano medio del mundo, especialmente en los países marginales a estas confrontaciones, que suman el temor por esta guerra amenazante a lo que ya viven producto de sus dramas singulares.


Una pregunta relevante se refiere al rol de los organismos multilaterales e internacionales en el desarrollo de estos eventos. LA verdad es que ha primado una cierta ausencia, en momentos en que debieran ser muy activos tratando de conciliar posiciones, de revelar condiciones y situaciones en el enfrentamiento que se vive. El ciudadano medio no ve la ONU y su Comité de Seguridad comprometido en el problema y buscando caminos de entendimiento. Y ha sido así desde hace mucho, incluyendo el extendido conflicto provocado por la invasión de Rusia a Ucrania, un acto que no ha sido enfrentado por la ONU en forma resuelta. Parece muy contradictorio que ahora el mundo esté a la espera de la asunción del nuevo Presidente de loas EEUU para que éste encabece gestiones directas para aminorar o resolver este conflicto en pleno desarrollo. Y decimos contradictorio, porque Trump ha sido expuesto por los medios como persona propicia al conflicto, al enfrentamiento y dueño de un discurso duro contra sus adversarios.


El conflicto de Ucrania así como el del Oriente Medio han costado ya muchas vidas, y desarticulado la actividad económica trayendo con ello una secuela de sufrimiento humano. Es hora de se enfrente el problema en su dimensión y alcances, para lo cual es necesario que los organismos internacionales asuman un rol activo en pro de la paz.


Prof. Luis A. Riveros

Universidad Central

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