Recientemente, el Informe de Estabilidad Financiera del Banco Central ha revelado que las ventas de viviendas residenciales siguen por debajo de los promedios históricos. Este fenómeno se produce en un contexto caracterizado por tasas de financiamiento elevadas, que afectan directamente la capacidad de los consumidores para acceder a créditos hipotecarios. La Cámara Chilena de la Construcción (CChC) ha informado que, aunque en 2023 se registró una leve alza en las unidades vendidas, el nivel de actividad permanece un 24% inferior al promedio de ventas alcanzado entre 2011 y 2019. A esto se añade una preocupante caída del 7% en el primer trimestre del año en comparación con el mismo periodo del año anterior. Este escenario revela una interacción compleja entre las tasas de interés de los créditos hipotecarios, que siguen estando por encima del 4,9%, y la dinámica del mercado inmobiliario.
Las tasas hipotecarias son un componente crucial del sistema financiero, ya que representan el costo que los prestatarios deben asumir al solicitar un préstamo para la compra de un inmueble. Estas tasas no son fijas; fluctúan en función de diversos factores macroeconómicos, como la inflación y las políticas monetarias implementadas por los bancos centrales. En un entorno económico estable y con baja inflación, las tasas tienden a ser más accesibles, lo que facilita el acceso al financiamiento para una mayor parte de la población. Sin embargo, en contextos de inflación elevada, las instituciones financieras suelen elevar las tasas de interés para resguardar su rentabilidad. Esto, a su vez, encarece los créditos hipotecarios, alcanzando un efecto disuasivo sobre la decisión de compra de los potenciales propietarios.
El deseo de mantener tasas hipotecarias bajas se fundamenta en sus efectos positivos sobre la demanda en el mercado inmobiliario. Cuando los costos de financiamiento son reducidos, las cuotas mensuales se vuelven más accesibles, permitiendo que un mayor número de familias puedan adquirir una vivienda. Este aumento en la demanda no solo beneficia a los consumidores, sino que también propicia un auge en el sector de la construcción, impulsando la creación de nuevos proyectos habitacionales y la revalorización de propiedades existentes. Por ende, las tasas hipotecarias bajas generan un efecto multiplicador en la economía local, estimulando la creación de empleo y atrayendo inversiones hacia el sector.
No obstante, dado el contexto actual de restricciones de ingresos en los hogares, el acceso a créditos hipotecarios se convierte en una condición esencial para facilitar la compra de vivienda. Si las condiciones de financiamiento no resultan accesibles, es poco probable que el mercado inmobiliario logre reactivarse. En este sentido, se hace patente la necesidad de adoptar medidas que promuevan la estabilidad de las tasas hipotecarias, propiciando un entorno que no solo favorezca la accesibilidad a viviendas, sino que también fomente el crecimiento económico sostenido.
Américo Ibarra Lara
Director Observatorio en Política Pública del Territorio
Facultad de Arquitectura y Ambiente Construido
Universidad de Santiago de Chile